Inicio / Cuenteros Locales / minuteski2009 / Los sombreros solo protejen del sol
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Mientras el Presidente Mel Zelaya, el autentico funcionario elegido por el poder popular permanecía viendo con mucha preocupación los acontecimientos por la ventana de la embajada brasileña, su entrecejo patéticamente reflejaba una mirada de asombro un poco por el temor de lo que sucedía afuera con sus seguidores, o tal vez la prisa no muy bien explicada de esa extraña afección estomacal producida por los gases tóxicos lagrimógenos lanzados al interior del recinto por soldados del mismo pueblo hondureño, que incomprensiblemente nadie sabía hasta ahora por qué se empeñaban en atacar a sus mismos ciudadanos. Hermanos hostigando, reprimiendo y masacrando a los mismos hermanos del mismo país, una costumbre invetereda en nuestros predios latinoamericanos. Afuera los medios de comunicación aliados al fascismo mostraban la sonrisa cínica del atornillado funcionario impuesto por el sin sentido de los pueblos, el mismísimo impostor, el tal Micheletti, al que la moda sarcástica de la política lo había endilgado como el Gorileti. Era una perplejidad o una de esas singularidades de la estolidez que horas atrás expresara en la entrevista que Mel estaba en una suite de un Hotel de un país cercano y vecino en Centroamérica, a la par que cientos y miles de seguidores del hombre del sombrero blanco ya sabían que su líder estaba alojado en la embajada de la samba y los carnavales inmortales. Nada más y nada menos que el país más poderoso de Suramérica. Al tanto que todos estos eventos se sucedían con macabra rapidez, muy cerca de la embajada a tan sólo cuatro cuadras de la misma Arnoldo González, hondureño curtido por la experiencia, el hombre de 89 años cuyas arrugas aún se acordaban de los sucesos cruentos de Centroamérica que bañaron de sangre las montañas teñidas de Morasán y su espíritu libertador, también estaba en una ventana mirando estupefacto hacía allá, hacia esos lados del horizonte que nos pega en el alma con violencia inusitada. Su mente en ese instante pensó que Mel pudo hace unas semanas atrás entrar definitivamente en su país, y no hacer como si fuese una piscina de agua fría, donde un caballero amildonado estira el pie una y otra vez con la duda de entrar o correr a sentarse en silla para tomarse el whisky con agua de coco; total él era el Presidente real y no virtual, y en esos casos, ¡¡¡carajo poned los cojones en remojo!!! , Arnoldo pensaba que los hombres cuando son arrechos se restean y más acá de la vida y la muerte lo que queda es dignidad. Una lágrima incolora corrió por sus mejillas porque sabía que donde había humo y se oían disparos, estaban sus tres nietos, de menos de treinta años los tres. A los lejos, otras casitas aledañas a la plaza y muy cerca del bullicio de la sangre, el odio, los gritos y murmullos de la guerra, una radio vieja Sony, de esas compradas en el centro comercial de moda, entonaba la declaración de Mr. Lula como lo conocían en el sector, en la Conferencia del ASA, mitad portugués y mitad español, el sobrio presidente declaraba que le daba 24 horas al Dictador de Facto y sus séquitos de seguidores para retirar el asedio a la embajada, caso contrario, su gobierno enviaría inmediatamente después de ese plazo 100.000 soldados brasileros a defender la soberanía de su pueblo...la decisión ya estaba tomada... Y no nos temblará el pulso decía Mr.Lula para vencer la iniquidad e impostores... Como en un mundo cinético el Hotel en Margarita, Venezuela, que alojaba a los más de 60 mandatarios de la multilateralidad política-social estallaba en aplausos eternos... En la casa del Fiscal afecto al régimen Gorileti, una taza de té recién colado daba vueltas infinitas con la pequeña cucharilla sospechosa de ser de plata, saltó de la poltrona hacia la puerta y desapareció en la oscuridad de esa tarde virulenta. |
Texto agregado el 12-10-2009, y leído por 144 visitantes. (3 votos)
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