Te encuentras solo, sientes el vacío doliéndote en el estómago. Sientes ese nudo en la garganta que no te permite tragar. Tomas la decisión de hacer algo por vos. Un par de llamadas,otros mensajes y está pronto, hoy hay fiesta. Obviamente, primero lo primero, una ducha refrescante, las pilchas adecuadas, calzado, maquillaje y perfume. Estás lista, pero antes de salir, un poco de condimento a tu energía, para que nadie note que estas cansada, que ha sido una semana terrible. Las llaves, los documentos y a la pista. Pasas por alguien, otra previa, más condimento, y luego si, llegar a ese lugar, dónde sabes que no puedes irte sola. Dónde sabes que tienes que encontrar a alguien que te ayude a llenar el vacio del estómago, que te ayude a tragar. Un par de vueltas por el lugar y ya lo tienes visto. Ya sabes quién será el afortunado. Te acercas, lo invitas un trago, luego lo invitas a fumar, deben salir, y por último y descaradamente lo invitas a tu casa. El, a todo dice que si, también fue en busca de lo mismo. De camino, pasan a hacer un par de compras correspondientes, no sea cosa que se arruine la fiesta por falta de.
LLegar, desnudar el cuerpo, sentir el calor humano, dormir acompañado, estar gozado por un rato. La despedida de siempre, pasé bien, nos hablamos, la repetimos. Dar vuelta la esquina, y saber que eso no volverá a suceder.Que el alma y el cuerpo aún se sienten solos. |