Cuestiones sobre la muerte
Quién alguna vez no se ha preguntado, por ejemplo, en medio de la noche- donde el rumor de la existencia se convierte en voz clara y uniforme- ¿qué es la muerte? ¿qué significa morir? ¿ qué hay después de la muerte?¿hay algo después de la muerte?. Sin duda uno de los misterios más grandes de la vida, la muerte, paradoja. Uno se queda pensando y reflexionando a cerca de la cantidad de maneras que se pueden llegar a la muerte-me refiero a la muerte biológica del ser y no a la muerte espiritual o metafísica-Morir de cáncer, de sed en el medio del desierto, aplastado en un cruce de trenes por un tren, cinco ampollas de morfina vertidas corriendo por la sangre, de un balazo en la cabeza, etc. Cualquiera que se proponga morir lo puede hacer.
En una película de esas que mira mi viejo recuerdo a Van Damme diciendo: “un buen “karateka” debe conocer al menos 10 formas distintas de matar un adversario, utilizando solamente los objetos y el espacio que se encuentran alrededor”. Tipo listo este Van Damme.
Es difícil rehusar a la idea de morir, es algo que sucede y siempre ha sucedido y no sabemos cuándo nos pueda tocar. Quizás eso sea lo peor de la muerte, el carácter improvisto de su método. Me imagino a la muerte como el tipo que hace girar el bolillero en la lotería de los domingos, que saca indiferente una bolilla del montón y grita ¡veintiocho! Pero no es una lotería común la de los domingos, es una lotería que todos ganan siempre y por única vez. Muchos se hacen los distraídos y simulan que se están atando los cordones y esconden la cabeza debajo del mantel para que la muerte no los vea. No es cuestionable esa actitud ni difícil de entender. Pero a la muerte no le hacen falta ojos, y al tipo que canta las bolillas no le importa saber quién es el ganador. Le importa un bledo saberlo. Se aburre de anunciar todos los días al nuevo favorecido. Por eso, como decía, es absurdo declinar a la idea de morir.
Junto a las necesidades fisiológicas del ser, la muerte forma parte de esas dos cosas imposibles de evitar. Y es claro que no se le puede pasar por alto o fingir que no hay nadie en casa cuando la muerte llama a la puerta. Se pueden evitar los impuestos, la estupidez ( aunque hay que reconocer que es muy difícil hacerlo), incluso del amor se puede prescindir. Sin embargo es distinto, evitar y prescindir no es la misma cosa, me voy de tema, está mal expuesto. Me refiero a que el amor no es absolutamente indispensable y necesario para vivir como lo es dormir por ejemplo. Tampoco es necesario desarrollar a qué tipo de urgencias fisiológicas se deben de responder sí o sí (dormir, comer, cagar, meterse el dedo en la nariz- tener sexo no está dentro de esas necesidades- etc.)
Hoy me levanté temprano, me apronté un mate , y no encontré nada más interesante para hacer que desafiarla como lo estoy haciendo, a la muerte si, mirarle en los ojos y preguntarle ¿dime quién te puso ese nombre tan contundente, tan certero, tan feo? Me di cuenta que no es posible desafiarla por mucho tiempo. Sus respuestas son tan certeras como lo es su nombre, y se queda callada.
No me creo Highlander y tampoco pretendo serlo, no tiene nada que ver con eso. La inmortalidad no es propiedad de los hombres y si, curiosamente, de los Turritopsis nutricula, única especie capaz de burlar la muerte. Estos bichos cuando ven que están por morir, aprietan un botón que tienen en el ombligo, con la inscripción “INVERTIR CICLO”, volviendo gradualmente a un estado de inmadurez sexual, al cero absoluto, al comienzo de todo.
En fin, ya se es mediodía y la muerte se me escapa por mucho. Me duele la barriga de tomar tanto mate y no tengo un botón que diga “INVERTIR CICLO” como esos bichos y poder evitar el efecto del lavado intestinal, aunque dudo la eficacia que pudiera tener ante este tipo de eventos. Sería mejor tener un botón en el estómago que diga “ALIVIAR TODO”- otros alivian sus dolores apretando el botón de un revolver calibre 22 apoyado bajo el milohioideo - para ese tipo de urgencias lo mejor es ir al baño. Tener ganas de cagar y no tener un baño cerca es como verle la cara a la muerte, verle la “cosita” a la muerte. No es nada agradable esa visión.
El “váter” es el mayor invento del hombre y quedará inmortalizado, los dadá lo han inmortalizado.
Como decía, las únicas dos cosas inevitables de la vida y a las cuales hay que responder innegablemente son la muerte y nuestras necesidades fisiológicas.
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