Su decisión estaba tomada, y como tal sería ya siempre cosa del pasado, de ayer. Lo único que quedaba era ponerle una fecha a su realización, y por ello decidió que sería el día de mañana.
Pero pasaron los días, las semanas, los mese y los años, y la decisión seguía estando tomada ayer y su realización sería siempre mañana. Cundo finalmente murió. El Señor le acogió en su reino y le pregunto por qué nunca había terminado lo decidido… El hombre respondió:
“Es muy difícil, Señor, suicidarse MAÑANA, cuando todos los días al vivirlos son HOY”