Confieso hoy sin ningún temor que en la búsqueda del espíritu inefable se me ha escapado el oxígeno que llevaba celosamente guardado. Me contengo para conseguirlo en tantas cosas vitales. Por ello mi piel ha crecido en las zonas mas inverosímiles. Pero en la cartografía aprendí que hoy ningún lugar está de mi tan lejano si mi deseo lo quiere alcanzar. Me asalta ahora la experiencia y el deseo, lejos de disminuír, continúa en franco aumento. Y todo es por vos. Así te llamo emperatriz de los pensamientos audibles. Te sublimo por instantes hasta que al fin desaparezcas.
Texto agregado el 09-10-2009, y leído por 312 visitantes. (5 votos)