Creación, alimentación femenina
despierta con el cuerpo pleno de palabras,
maternidad de la poesía,
los pezones buscan el sonido
de la conciencia sagrada
en el tiempo de la historia.

Embriagas las imágenes
en la fornicación de las palabras,
desnudas el espíritu del talismán
que las protege en el silencio.

Inhalas la esencia
de la boca del viento,
insaciable tinta que desliza
la imagen desdoblada.

Minuto que recrea en las pupilas
el escapulario del libro recién parido.

Poesía que te aproximas
seduciendo los sentidos muertos
en la tempestad de los años,
llevas bajo la falda la religión
de las palabras vagabundas.

Los ciegos sollozan en tu ausencia
quisieran perder la memoria
dejar las visiones para acariciar
tus vocales y arrebatarte a mordidas
la boca que te alimenta.

Los ermitaños ausentes del tiempo
buscan en los restos
del mediodía las lenguas que te nombran poesía.

¿Cómo no embriagarse de ti, si en tu ausencia
el humo de la soledad clausura la distancia
de la respiración y la palabra?