En memoria de
Julio Cesar Restrepo Posada.

Para ustedes.

Disfruten.

"¿Que te voy a decir?
si yo acabo de llegar,
si esto es como el mar,
¿Quien conoce alguna esquina?
dejadme nacer
que me tengo que inventar
para hacerme pez
empecé por las espinas".

Si yo te hablara de mi niñez, de mi adolescencia, de todo ese tiempo tan muerto, y vivo, porque aún vivo en el, te diría que lo mejor de ser niño, es la facultad de imaginar quien te acompaña...
No hay mejor amigo que la soledad con la que yo hablaba.
Se llamaba Alex, el niño pálido de cabello largo y castaño, ojos tristes y corazón azul. Era un poco mas alto que yo y siempre estuvo allí hasta que la madurez lo sacó de escena.
Alex era uno de esos niños posibles que jamas existió, su imposibilidad de vivir fue siempre un problema para todos los que en ocasión me rodeaban...Alex se convirtió en un escudo para mi corazón, en una excusa para mi silencio y en un remedio para sacar de mi cabeza la fantástica idea de casarme, tener hijos y vivir feliz para siempre.
Si Alex no hubiera "existido" mi vida hubiese sido igual pero mas aburrida, Alex y sus enseñanzas se daban a conocer cada vez que tropezaba con un hombre, el construía una barrera silenciosa que me hacía odiar a quien no se pareciera a mi maldita imaginación.
Alex, figura de príncipe desteñido, razón de hacer fotosíntesis con el aire, motivo de cualquier acción, culpable de quien ahora soy, murió en una cajita de cartas y diarios...
A veces es de suponer que su presencia sigue allí, que es el quien escribe, habla y siente, porque la doctora razón tocó mi puerta y fue rechazada, acá no hay mas que imaginación, cualquier cosa que yo te diga o escriba, puede ser reemplazada fácilmente por lo contrario. Mi afán y búsqueda de amor, solo consiste en buscar a Alex en cada una de las personas que dicen hola y luego se van. Mi afán de encontrar al hombre de mi vida, es terriblemente mi afán de encontrar el divertido juego maldito de haber creado, y darle vida a Alex.
Los hombres invisibles no se parecen a Alex, Alex era visible, siempre estaba allí... cualquier hombre que hoy se acerque solo es un conejillo de indias que se somete a pasar la prueba de parecerse o no a Alex...
Mi sangre es roja, su sangre es azul... morado, morado de enamorados, divididos por una pared que separa la realidad de la fantasía, teniendo en cuenta que a veces Alex es mas real que lo que es táctil. Alex me imaginaba y jugaba conmigo, yo soy solo un producto de la imaginación de Alex... un sueño que busca otro hombre que me imagine.