ODA AL DURAZNO. Observando Y olfateando tu Delicado ser. Y esa piel de terciopelo, que me pedía a gritos morder. Mirando Como caías, rindiéndote En mis manos. Derramas Una suave caricia en mi corazón. No podía continuar mordiéndote sin compasión.
Texto agregado el 07-10-2009, y leído por 321 visitantes. (2 votos)