Entré a su habitación y silenciosamente le clavé un cuchillo. Era un hombre odioso. Fue un trabajo sencillo. Sin embrago, al llegar a casa descubrí en mi abdomen una herida de arma blanca. Yo también morí esa misma noche.
Texto agregado el 07-10-2009, y leído por 270
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Lectores Opinan
07-12-2009
el infeliz de zambombo escribió en mi libro de visitas: "hola resentido de mierda", jajajaja... pobre infeliz riverdelpuerto
05-12-2009
Siempre hemos de morir el dia que se muere la esperanza de ser lo que siempre quisimos ser. gabosoli
20-11-2009
Uy, qué final más impredecible, eres un verdadero genio. doctora_freud
14-11-2009
1* riverdelpuerto
16-10-2009
Buen cuento, como dice un_universo_diferente...somos nuestros propios y peores enemigos, hasta nos convertimos en nuestrso verdugos...saludos!! chorros