Las aguas vuelven a su cauce natural,
terminó la fiesta y la gente descansa... y nosotros,
ya no somos lo que creíamos ser, sin querer,
hemos naufragado en el oscuro abismo de la intolerancia,
hemos desgarrado nuestros sentimientos,
sucumbiendo insensatos ante la inocencia
de lo superficial y pagano.

Nuestros ojos ya no tienen el mismo brillo,
cuando se encuentran frente a frente,
ya son los párpados, de nuestras miradas esquivas,
los que inequivocamente callan,
las bellas palabras que ya no pronuncian nuestros labios.

Los besos que nos damos, ya no segregan el elixir majestuoso,
que antes embriagaban de éxtasis nuestras papilas gustativas,
las caricias prácticamente han perdido el rumbo,
y entienden que no hay mas que una efímera esperanza,
de salir enteros, intáctos, sin daños simples ni perpetuos,
saben ver que lo nuestro, ya no es mas que un cúmulo de lindos recuerdos.

No hay culpables, no hay delito,
simplemente el recipiente que contenía la savia de amor,
que alimentaba nuestra historia,
se fue vaciando lentamente y finalmente,
hoy no quedan mas que unas cuantas gotas,
que resisten porque quieren que la relación no termine,
en un duro fraccionamiento de nuestros corazones,
que la pasión que había como pareja,
se convierta en explosiones de amistad,
porque te conozco y me conoces,
mas que nadie y no existe alguien,
que pueda entendernos mejor,
que nosotros mismos...