Halagos
y caricias en tu oído,
me miras …,
me siento tan perdido …
No me pidas, niña,
que te ofrezca aquí una rima,
que proclame mi sentir;
quisiera, pero …
no sé escribir …
Sostienes en tus manos,
apretados,
mis latidos,
mis impulsos y mis sueños,
mi alegría y mi sufrir;
no me pidas unos versos …,
mira, que no puedo …,
¡ay, qué vergüenza siento …!,
no sé escribir …
Toma
el sentimiento que hay en mi,
la pasión que me desborda,
mi fe
ciega en tu decir,
la llama que me enciende,
el anhelo que no entiende
lejanía
indolente y sorda …
Qué desgracia la mía …,
nunca haré poesía …,
no sé escribir …
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