PARA BEBER EL GRITO
Me anuncio por tu quilla
a barlovento
bordeando
con mi mano tus contornos
y en todos los sinuosos
son mis dedos
mendigos
de tu piel y tu deseo.
Me encanta
que tus pies rocen mi cuerpo,
no sé por que razón
tanto me excita,
luego te vuelves,
te apartas
casi un siglo,
con mirada extasiada
me transitas,
tus uñas
carmesí como el deseo
resbalan calle abajo
por mi pecho,
te acercas
y me besas dulcemente,
entonces,
con los labios embebidos
vagamos al azar
todos los puertos,
mordiendo
y degustando con ternura
es un sinfín de amor
reconocernos.
Allí,
con nuestros jugos
embriagando
el instinto animal
que nos posee
me declaro
timonel de tu albedrío,
tropel de potros
asolando tus caderas,
soy la tormenta
que se sabe esperada,
tú eres la culpa,
razón y consecuencia
que desata
y bendice mi llegada.
Presientes
que es mi antojo
hacerlo lento
deleitado en el placer
de tu evidencia,
te gusta,
desbordada
en el peligro,
que te lleve mi mano,
así,
desamparada,
a vibrar
en los umbrales
del abismo.
Jugando con los labios
de tu vulva,
me declaro invasor
y me detengo,
lo repito al infinito
y soy villano
que se acuna
y estremece
en tu fragancia.
Brindándole cadencia
a tus suspiros
escucho como tiemblan
tus palabras
susurrando implorante
el dulce ruego
que vacila en su fe
cuando demanda.
Me embeleza saber
por tus gemidos
que está pronta
la miel de tu deseo,
me tomas
por los muslos
y me incitas
dispuesta a recibir
mi desenfreno,
pero quiero eternizar
este momento,
me vuelvo a resistir
y te lo niego,
evito el precipicio,
tú sigues suplicando,
y estremecido
al saberte mi cautiva
que llega
galopando
con su fuego,
te doy lo que reclamas
lentamente,
te pido que me mires,
tú lo haces,
me place ver tus ojos
mientras vienes,
contemplar
todo el gozo
en tus pupilas,
en esa mezcla de pudor,
de niebla y ruego
que rendida al amor
me da su cielo.
Me abrazo a tu piel
tibia, erizada,
que vibra
desbordada en su deseo,
te enlazas
con tus pies
a mis espaldas,
y ya en el estallar
de nuestros cuerpos,
en el éxtasis
que a gotas se avecina,
comiéndote los labios
para beber el grito,
la mágica fusión
nos alucina,
siento tu boca temblar
y más me excito,
y en el ahogado silencio
del delito
te derramas mi bien
y estoy naciendo
y derramado en ti
me voy muriendo.
¡Cómo puedo expresar
este momento!,
¿con que grito ancestral?
no existe modo,
su dimensión
es esquiva a mis vocablos,
siento sublime
creer
que es nuestro instante
la esencia primordial
del paraíso.
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