De tierra son los caprichos
divinos son los lamentos,
porque inmenso es el tormento,
interpretando con tinta lo que escribo.

No existe tumba o nicho
que cobije mis huesos ya muertos:
pues la peor muerte que he visto
es aquella que nace de besos desechos.

En aquella noche de azul frío,
caminaba entre cientos de destellos,
salpicando de intriga mi sangre en su brillo,
enmudecido como piedra en el desierto.

De tierra son los caprichos,
y divinos son los sentimientos
que gobiernan los impulsos nuevos
haciendo carne el olvido.



Helena, es probable que nunca leas esto. Me sentí remal anoche por la forma en que me recibiste, fue extraño..Tú no tienes culpa.