PACIENCIA

…y era este hombre perfecto y recto,
Temeroso de Dios y apartado del mal.
Job 1:1

El cielo ardía entre gaviotas y golondrinas. Pájaros de nubes volaban hacia el norte dejando una estela gris con sabor a sal.
El hombre llegó a la banca siguiendo de cerca a la mañana que se marchaba.
Al sentarse a su izquierda una hormiga, a su derecha el demonio.
El insecto había llegado primero, el demonio después.
“Veamos que clase de hombre es” –pensó el maligno.
La hormiga los miró de reojo.
“Muérdelo” –susurró la tentación.
Dos tenazas apretaron fuertemente un dedo
El demonio sonrió, esperando la respuesta del hombre.
¡Auch! Que hormiguita más valiente – se dijo a si mismo mientras pensaba en el joven pastor que acababa de conocer.
¿Valiente? – masculló el otro - ¿No deberías enojarte? Y moviendo su gran rabo lo miró extrañado.
¿Veamos que dices ahora?
En lo alto una paloma empezaba su canto, mientras batía sus alas dejaba caer de improviso una espesa sustancia blanca.
Los ojos del profeta se alzaron hacia el ave.
“Oh pajarillo, buen adorno has hecho en mi túnica”
El Malo resopló un vaho verde por su boca y dijo: “Samuel, Samuel… ya vendrán otros días para probar tu paciencia” Y envuelto en una ráfaga de viento y escorpiones se marchó de aquel lugar.
Ese día Samuel estaba feliz, había encontrado al próximo rey de Israel precisamente encima de un gigante llamado Goliat.

Tiempo después se presentaron ante Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
El demonio lanzó una mirada de fuego y recordó a la hormiga, la paloma y su intento fallido contra el profeta Samuel.
Al instante su espíritu vengativo se encendió en ira y en una tromba de maldiciones bajó a la tierra en busca del piadoso Job.