Él era un morocho de sonrisa blanca y verga monumental.
Muy maleducado, borracho y pendenciero.
Ella una rubia fina de Belgrano de tetas paradas, gustos caros y titulo universitario.
Uno de esos encuentros fortuitos los junto.
Ella pedía a los gritos que se la clavara por el culo.
Él le decía puta al oído y eso la calentaba.
Ella negro de mierda haceme acabar.
Él volvía al arrabal, ganador el negro, a contarles a los muchachos de la rubia trola que le entregaba el orto.
Ella al spa donde las chicas estaban curiosas por la verga del morocho.
Él comía choripan con vino tinto.
Ella sushi con agua mineral.
Ella soñaba con príncipes azules que la llevaran a Europa.
Él con rubias finas que le entregaran el orto.
Armonía de clases lo llamarían los sociólogos.
Calentura de un rato las malas lenguas.
Venganza plebeya, un anarquista.
Un amor imposible las amigas.
Una buena cojida los muchachos.
Ante un hecho, distintas interpretaciones.
Texto agregado el 04-10-2009, y leído por 133
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