tenía tantas de llorar. mis padres estaban encerrados, abrazados luego de tantas guerras en el barro de la eternidad... nadie podría entender semejante dolor. me puse un gorro rojo y un traje verde limón y en el centro de mi pecho escribí un poema muy pequeño:
hijo de padres muertos
hijo de niños vivos
ahumaré todos mis recuerdos
secándose en las barras del pasado...
nadie me daba un centavo, y yo, tan solo caminaba hasta sentir que debía parar... llegué a un barco y pedí un laboro... me dieron un traje y botas. salí a la mar y en el centro de todo pude entender lo grande que era yo... el mar es parte de mi vida, la gente, el barco, los seres bajo el agua son seres vivientes... no sé por qué sentí ganas de saltar luego de meses de travesía y salté y me hundí hasta el fondo... tan solo pude aguantar un minuto la respiración, luego, empecé a morir... paz, mucha paz sentía mientras escuchaba gritos por todos lados... cuando pude tomar conciencia de lo que sucedía, pude ver a toda la tripulación, mirándome... miré mis piernas y no estaban ni mis brazos ni un pedazo de mi cara... pero, era todo lo que tenía... ¡soy dios!, grité... los hombres se hicieron a un lado y el más grande de todos me inyectó algo que me hizo dormir por días y noches... así viví por mucho tiempo. llegábamos a un puerto y yo les miraba subir y bajar. era un juego, pero tan solo era el más grande espectador. veía a las ratas succionando alimento dentro de barriles de acero... era algo increíble. les hablaba pero las ratas paraban muy ocupadas en sus quehaceres... una tarde vi un ave muy bella... la llamé y esta vino a posarse sobre mi cabeza... le puse mi boca y esta me besó... ¿qué haces?, preguntó. le dije que observaba todo lo que podía... ella me dijo si deseaba volar. le dije que me encantaría pero no tenía alas... te las presto, me dijo. ya, respondí. no sé cómo lo hizo, pero lo cierto es que estaba sobre un fardo de comida para aves y mi ser volaba y volaba... no quise parar hasta que sentí volver al resto de mi cuerpo... llegué y le vi echado, con los ojos abiertos y sin brillo, con una sonrisa hermosa y... rodeado de toda la gente del barco... lloraban, todos lloraban, y yo... volví a llorar, y fue muy hermoso...
|