Debiste matarme,
desaparecer todo rastro de mi existencia por esta tierra.
Debiste acabarme,
hundir la daga con toda la fuerza y así terminar de destrozar mi alma.
Debiste borrarme,
desintegrar cada célula de mi cuerpo, las mismas que cada siete años se regeneran y vuelven a recordarte.
Debiste enterrarme.
Soy un hombre muerto que camina,
aquel fantasma que devora la rutina
Nerón antes de quemar la ciudad,
debiste regresarme a casa.
Texto agregado el 03-10-2009, y leído por 239
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