Lo vi venir un día, directo a mí, sin escalas, y paso de lado sin mirarme, me sorprendió y me intrigó su conducta, lo seguí mientras pude, pero se perdió. Ya en medio de la calle buscando a los lados no supe que hacer, como tonta lampareada quedé, hasta vergüenza me dio con el vecino de enfrente que me vio con sospecha.

Y cuando lo volví a ver me sonrió, fue aún más intrigante, hasta calosfrío me dio, bien lo conocía como el coqueto del barrio, pero de eso a sonreírme, a mi!
Con un suspiro me aleje, vi en su sonrisa que sabia que lo seguí, y ahora cual cobarde mejor corrí, hasta las piernas me temblaron, sentía que no avanzaba por mas que aceleraba, casi podía escuchar su respiración detrás de mi.
Me excitaba, sabiendo que me alcanzaría en breve, debía parar?, no, era mejor seguir, algún lugar mas estrecho, quizás el callejón de lado serviría, pensé que si me daba miedo, allí podría buscar escondite, y si no me daba?
Por meses lo había visto ir y venir frente a la vidriera, exhibiéndose como la mercancía de mi local, cuando vez que la desean demasiado, escóndela y preguntaran con interés.
Vi cerca la esquina y apure aún más el paso, cuando puse mi mano sobre la pared haciendo apoyo, su mano toco la mía, me tomo por la cintura y me acerco a él, me recorrió un rayo de arriba a bajo, escuche sus palabras muy de cerquitita, mis piernas no me sostenían, creo que se dio cuenta porque casi me cargo hasta detrás del muro de la tienda de Doña lucha, sin voltearme aun espaldas a mi, rozo mi nuca con sus labios, sentí que me derretía, estaba soñando o ese era él junto a mi?
Aún sin creerlo intente voltear, quería ver sus ojos, pero no me dejo. Me dijo que iríamos despacio, que me había visto seguirlo, escuche su tono divertido y no me gusto. Me hizo rabiar de repente, con un codo le pegue, hasta creo haber escuchado una costilla tronar, el pobrecillo me soltó, sobándose me miro con ojitos llorosos, pero me valió, le grite que se burlara de la más vieja de su casa, pobre Doña Lupe bien la conocía yo, y me fui, no se porque, pero ya no corrí, ni me tembló nada ni sentí lastima por el moribundo, lo escuche que me llamaba, ya casi para salir del callejón lo vi, recargado en la pared, y regrese, bese su mejilla y sonreí, y definitivamente me fui, esta vez sin voltear, con una sonrisa que me hacia pensar, si acaso me volví loca de atar.

Después lo vi otra vez, caminando por la acera de enfrente con mi vecina, la coqueta de piernas largas, me dio tristeza, y agache mi cabeza, seguí limpiando el mostrador, había perdido mi oportunidad, y en realidad me gustaba el tipo, entonces los vi entrar, ella buscaba algo entre las vidrieras, él me miraba a mi, de frente y sin disimulo, me volví a enojar, que hombre sin sentimientos, que ruin su actitud. Mira que verme a mí junto a su mujer.
Ella vino a mi con un regalo de hombre, tonta que no vio su mirada, me dice que lo envuelva bonito, pues es para su amor, sentí las lagrimas en mi cuello, pero las aguante, como si nada pasara le hice el más hermoso regalo, era para él, al fin y al cabo, tonta de mi.
Ella sonrió enamorada, más me dolió, y cuando se acerco a pagarme, él tomo mi mano, y dijo muy fuerte, -como vez, cuñada?, ella será para mi- por poquito y me desmayo allí mismito, sentí que me ponía roja como tomate, solté mi mano y fingí no escuchar, y me volví a enojar!! Ahora peor aún, mendigo fulano, cuanto le quería yo, se fueron sonriendo, ella me dijo adiós con la mano, y levanto su pulgar hacia mi, quise entender que me aprobaba.

Al rato llego solito, le ignoré por un rato, y cuando vi que se iba le grite, salio de mi pecho el sollozo, corrió a mi y me beso, me dijo que me amaba varias veces, lo mismo le conteste.
Ahora lo tengo junto a mí todo el tiempo, sonrío de solo recordar, que casi lo pierdo por enojona, pero bien que me supo esperar.