Detrás de los cristales me miran tus ojos.
Dos carbones rutilantes que destellan en la noche más que las estrellas.
Esos, tus ojos, no los puedo olvidar. Están vivos en mis pensamientos, no los quiero abandonar. Sé que me esperan en Taormina. Allá, en el pico más alto de la montaña. Esos ojos de felino ante los que me puse a temblar como una chiquilla, me persiguen en sueños. Llaman en mi recuerdo. Sé que iré en algún momento. Iré para conocer la verdad.
Texto agregado el 02-10-2009, y leído por 318
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