a propósito de un Foro que trata el tema del Orgasmo femenino
El orgasmo es comparable a una sinfonía, a veces Eroica, Titán, otras Coral, otras Inconclusa, otras también Patética. Generalmente de tres o cuatro movimientos femeninos, y uno masculino, los instrumentos que la tocan son variados y todos tienden a armonizar para llegar al objetivo deseado. Los directores se alternan en horizontal democracia. Y el inicio nunca es allegro con brío, sino más bien adagio, largo e mesto, o andante piu lento, o quizá andante con variazoni...(sí, éste es el mejor comienzo), donde todos los medios entonan, con arte alado y sutil, sus notas, hasta ir despertando henchidas vibraciones de femeninos pulmones y llegar, sin apresuramientos, al inicio del coral, jadeado molto vivace, que desemboca, obligado, en los cuarenta y cinco segundos del indispensable allegro con fuoco. Al comienzo suave obliga la melodía entonada ad libitum por las cuerdas, salpicadas por algún oboe o un clarinete que quiere escapar hacia regiones elevadas en un piu largo appassionato antes de tiempo.
Finalizado el primer movimiento, el de más larga duración, sin duda, por el larguetto inicial, y el finale allegro presto amplíssimo, y reconocido el silencio obligatto, viene entonces una necesaria interrupción para retemplar instrumentos y volver a armonizar acordes. El jadeo pronto deviene en suaves y profundos suspiros gratamente espirados, y lleva al director a iniciar con pequeñas inclinaciones de las manos, boca entreabierta mediante, el segundo movimiento de la obra, andante ma non troppo, o tal vez largo con gran espressione. Recorre la melodía un sinfin de tonos, en trémolos y hexacordios que elevan voces dormidas para hilvanar sutiles armonías de fuerte tono campesino y que desembocarán, casi sorpresivamente, en otro finalle fortissimo a toda orquesta. Pero el tercer movimiento no se hace esperar. Allegro vivace, cuerdas, maderas y vientos elevan al aire sus notas de tonos vibrantes. Trinos y arpegios avanzan en un andante cantábile de exquisita moldura y delicada ejecución. Saben que deben sostener la tensión hasta alcanzar la gran escena que el compositor ha preparado para ellos. Repiten la melodía inicial, pero en escala ascendente dilatando hasta la exasperación un largo
appassionato. Luego viene la coda, allegro con spirito, como necesario resumen de todo lo ejecutado.
Y ahora sí, ella lo mira, toma la batuta decididamente, y dirige el cuarto y último movimiento, en un solo de sonata quasi una fantasia, vibrante, impetuosa, vital. Corren las notas como negras teclas de un piano arpegiadas por veloces manos....Eleva el director los brazos, y los acordes finales se pierden en los aplausos y los bravissimo que el público xx, ese público microscópico de cromosomas nucleares de todas las células femeninas, acompaña al demorado pero siempre esperado orgasmo masculino.
Que el Orgasmo con mayúsculas, es uno solo, espero haber ayudado a demostrarlo con esta humilde contribución .
FIN.
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