esa fue una pregunta directa, hecha por una joven de veinte años... abrí la boca y salieron palabras sin mas sentido que el de llenar el silencio de todas mis respuestas... entre cada palabra cantaba la vida... le miré a los ojos y sentí que había magia entre lo que hablaba y así seguí por más de una hora de perorata... nos despedimos y le deseé una vida llena de alegría... volví a mi quehacer diario cuando de mis manos surgió un bulto, luego una bola, y, al final, un cuerpo de formas perfectas... ¿quién eres?, pregunté. alzó sus manos y me cogió las mejillas, diciendo: soy la belleza... se dio media vuelta y se internó en medio de todos mis libros... seguí caminando hasta llegar a mi mesa de escribir y cuando cogí la pluma, escuché muchas risas, pero no de burla, eran risas de niños, muchos niños y todo era como un coro celestial y perfecto... empecé a escribir y sentí que mi cuerpo desaparecía entre líneas, hasta que sentí unas manos poderosas, cogiéndome de los hombros... volteé y vi muchas sombras de diferentes formas; les pregunté quienes eran... ¡somos la belleza!, respondieron... las manos me soltaron y sentí ganas de dormir y dormí sin soñar ni un solo instante...