ELENA


Estaba tirada en la cama, donde me sentía muy cómoda. Mantuve los ojos cerrados, para no perder el encanto de despertarme sin tener in mente, problema alguno.

Hacía apenas unos instantes que mis padres habían llegado. Los sentía moverse alededor mío, hablando en voz muy baja creyendo que yo aún dormía. Pero estaba clarísimo que hablaban de mi.

-“Bueno”, decía mi padre, “yo cre que a Elena le va a encantar la piscina que hemos construído en la casa del balneario. Siempre le gustó nadar”

-“Claro que si”, contestó mi madre. “Menuda sorpresa se va a llevar cuando se despierte y le muestre las fotos de la pileta, y del jardín. Son espectaculares”.

-“Sin duda que se va a emocionar mucho. No tengo dudas”.

Justo en ese momento Elena pensó en abrir los ojos y sonreir a sus padres.
Solamente vió a dos personas vestidas totalmente de blanco, que se acercaban a la cama. La miraron en silencio y una le dijo a la otra:

-“Parece estar mejor después de la crisis que tuvo. Se ve que la medicación le hizo efecto.”

-“No hay duda”, dijo la otra.”Ya cumplió 80 años”. ¿Qué te parece si ahora le sacamos el chaleco de fuerza?