¿Sabías? Me fui.
Cambié de rumbo, de camino, de caminos.
¿Sabías?
Me cansé como nadie y me desperté ya en esta ciudad, cama de hotel con aromas a prostitutas finas, tabacos caros y narices empolvadas.
Un buen día, maldije lo que me habías entregado con tanto amor…
¿Ya pagué por ello?
¿Ya es suficiente?
Ruego tu perdón…pido por mil silencios y paz…paz, sí. Paz.
Vanidad de vanidades decía el Rey Salomón…
Y yo me hundía en mi vicio…
Y me creía vivo, entero, feliz, libre, gratis…tan gratis.
Pasé por la selva, sus dolores, su misterio. Su negrura, su clamor…sus muertos.
¿Merecí esto?
¿De veras?
¿Tanta vida dejé morir?
¿Tan mal agradecido fui?
¿Tan tonto?
¿Tan necio?
¿Tanto te obvié?
Hoy desde este Hotel, Hotel dolor, Hotel amor, te escribo esta carta, solitaria, rompehuesos…
Desde aquí mismo, con mi nariz entera, mis aromas, mis tormentos…
Desde aquí, te agradezco,
Te sigo vivo y te merezco…aunque yo, de veras, yo, ya no me crea cierto.
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