Pensar en la tarea que propuso el profesor, me intimidó bastante… Nunca entenderé como se le ocurrió que contáramos algo tan personal, ¿Qué acaso no comprende que esto me duele? En fin, como no supe que hacer, pensé en escribirte una carta, a lo mejor cuando la leas, me dejes de hablar o quizá hasta me insultes, pero no me importa (¡qué risa, si estas líneas, jamás llegaran a tu poder!).
Comenzaré con la firme idea de tenerte a mi lado, de imaginar que tu mano toma la mía mientras me escuchas y lo mejor del caso… ¡Me pones atención!, Te pido que mientras hablo guardes silencio.
Sé que todo comenzó cuando te vi por primera vez desde el salón que me habían asignado, me pareciste lleno de gracia, con demasiada personalidad y sé que desde ese momento algo me sucedió. Por varios días, intenté olvidar este primer avistamiento, pero parecía que siempre estabas en el lugar menos pensado.
Por azahares del destino, coincidimos en el mismo grupo y la verdad, anhelaba que por lo menos te fijaras en mí, así que hacia hasta lo imposible por llamar tu atención. Un día de tantos, me enteré que el Prof. de comunicación, había dejado de tarea un cuento, pero para variar, le entregaste otra cosa, ¡Un poema!, El Prof., molesto, hizo qe lo leyeras, y la verdad, ¡me encantó! Me imaginé que era para mí, me ilusioné y hasta recé a todos los santos para ser yo a quién se lo regalaras… Por comentarios de una amiga del grupo 07, supe que en efecto, no era para mí, que el poema tenía nombre y apellidos. ¡No tienes idea cuánto sufrí!, ya que daría todo con tal de que pusieras tus ojos en mi.
¡Qué fiasco!, soy una nulidad, en verdad que ya me esforcé por complacerte y hasta pirateé un poema y lo hice pasar mío, solo para que te dieras cuenta de mi existencia.
¿Sabes? Hoy al concluir estas líneas, levantaré la mano frente al grupo y con permiso del profesor, diré el siguiente poema que hice solo pensando en ti… Al concluir, guardaré silencio unos minutos, cerraré mis ojos y te diré adios para siempre ya que no quiero sufrir y mucho menos entregar mi corazón a quién no se atreve a distinguirme en la multitud.
Guardaré en silencio esta intensidad que siento por dentro, escondiendo ante la clase tu nombre y apellidos. Vale más huir que sufrir ante el rechazo.
Ángel de la verdad absoluta,
tú que velas sus ensueños y temores,
quita mis ansias remotas y cura mi mal de amores.
Aniquila de mi cabeza
su presencia absoluta,
evítame el mentirle aunque genere la duda
Ángel bendito, aclara mi vida,
bórralo para siempre,
esconde mi risa,
evítame la tentación de pensar en su boca,
limpia de mí, sus huellas,
no provoques en mí su mirada.
Permíteme huir hoy y no mañana,
ángel bendito de la verdad absoluta,
no me dejes morir,
ven pronto en mi ayuda…
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