El lector debe saber, mejor dicho debe enterarse, que el autor de un texto debe primeramente pasearse con una pancarta explicando sus conceptos de arte, su vocabulario, sus descubrimientos y por sobre todo, debe explicar en forma extensa lo que quiso decir en tal o cual verso. Que es un idiota por pretender siquiera hacer pensar al lector, invitarle a descubrir lecturas diversas de un texto hasta dar con aquello que es o no es.
Debe el autor explicar y dejar pasquines por los rincones diciendo que tal vez mariposa no es mariposa, tal vez es vuelo, según el color de las alas y según que tan a ras de tu cabeza o del agua revolotee. Si yo siempre dije que Silvio Rodríguez con su bello tema, permítame el lector mi apreciación de belleza al respecto, estaba manifestando una honda tristeza, pero no pues, no busque, no interprete, ni lo escuche siquiera, el trovador y todo aquel que tan sólo pretenda dárselas de poeta o de escribidor, tiene que explicarlo todo, por eso los cuentos de Monterroso, sus micros, no sirven, no lo dan todo hecho. Y así, podríamos citar a Rulfo, a Vargas Llosa, al Gabo, a Cortázar que dale con decir idioteces. En lugar de andar sugiriendo cosas, tienen que decirlas claramente, por ejemplo: La olla está hirviendo, pero por favor, aclare qué tiene allí, una presa de pollo, la cabeza de un mastín, el cerebro de una hormiga o es sólo agua para darse un baño? Cómo es posible que no se detenga a explicar si el tiesto en cuestión es una marmita, una olla a presión o un tarro descolorido si se trata de un vagabundo que vive a orillas de un camino. Y el camino y el vagabundo y la tarde...
El lector debe exigir que todo esté claro, bien dicho, nada de sutilezas, nada de andar pensando ni haciendo ejercicios inútiles, exíjale usted a los autores que le digan todo bien claro y así no tener que pensar y mucho menos investigar. Si así no ocurriere, no vuelva a acceder a un texto de su autoría, no lo merece. Si ya partió, suena muy feo mencionar a la muerte, olvídelo; que así se muera su obra porque no fue capaz de explicar su lenguaje literario, ni tan siquiera una metáfora, qué descarado.
No tengo que explicar el sentido de este escrito, no qué va.
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada
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