Mendiga el pobre y pide el rico, a fin de cuentas es lo mismo, ambos demandan lo que precisan para su efímero existir.

El rico pide pobreza que le haga sentir bien, distrayéndole la cabeza por la falta de preocupación y el mísero pide la riqueza para subsistir de tanta inspiración.

Por eso se les ve compartiendo la misma esquina rogándole al sol el calor necesario, a uno para que le caliente la tripa, al otro su pensar estrafalario.

Así que no se asombre de nada si ambos le tienden la mano pues usted puede que mañana se encuentre en la esquina como mal necesario.

Joan © Bosch 26/09/09