-Buen día Don Ricardo ¿Cómo dice que le va?
-Aquí estoy, muerto de frío, perdón... muerto y con frío. ¿Cómo sabe que es de día dentro de estos nichos José?
-Porque ya me visito mi viuda y me dejo unas flores como todos los martes. Vio, acá al lado dos nichos arriba se mudo un japonés. El otro día vino la nieta y le dejo un plato de arroz. ¡Jajaja! ¡Yo me pregunto cuando se lo va a comer ja!
- Y... supongo que el mismo día que usted pueda oler las flores que le dejo su viuda...
-¡No se haga el vivo que usted al igual que yo estamos bien muertos!
-Bueno José no se enoje, lo digo porque todos pensamos condicionados por la cultura, costumbres y creencias. Para un juicio justo nos debemos poner en lugar del otro.
-Todo lo que quiera, pero no es la primera vez que usted se hace el vivo, y nada mas feo que querer parecerse a un vivo mi querido amigo. Si de algo me sirvió la muerte fue para terminar de confirmar la hipocresía de los vivos. El día de mi funeral escuche las mas falsas, maliciosas y estúpidas frases. Por ejemplo a mi Jefe del sector donde trabajaba decir: Era tan bueno... ¿¡Tan bueno!? ¡¡Si su frase de cabecera era decirnos que éramos unos buenos para nada!! Después no falta el tonto que dice: ¿Cómo puede ser? ¡¡Si yo me lo cruce ayer!! Si, es verdad, ¡pero yo me morí hoy caballero! También tenes a la chismosa que dice por lo bajo: Mira, ahora se hace la que llora pero bien que... ¡¡Dejate de joder!! ¡¡No es momento ni lugar para chismes baratos!! Para colmo al rato la remató con un: Che, ¿quien es esa mujer que llora tanto? El pibe que viene con ella es igual al difunto ¿viste? ¡¡Era mi hermana con mi sobrino por Diooos!!
-Ya paso Don José, no se haga mala sangre que le va a hacer mal.
-¿Sabe que pasa Ricardo? ¡Este tipo de cosas me tiene podrido!
-Es natural, primero pasamos por el rigor mortis y después nos pudrimos, es inevitable. Hablando de todo un poco ¿A que se dedicaba usted de vivo?
-Trabajaba en la Secretaría del Departamento de Flora y Fauna.
-Veo que es coherente con sus quehaceres de vivo... lo digo por las flores que le dejo su mujer y la fauna cadavérica, ¡jajaja!
-Perdón... ¿y usted Ricardo? ¿Era payaso, humorista o pelotudo?
-¡Épa Don José! Ya le dije que no se enoje, por favor intente relajarce.
-Imposible con el rigor motis.
-Respondiendo a su pregunta yo trabajaba en una caballeriza, de joven era jockey.
-¿Y para que su familia pagó un cajón tan grande? ¿Para estirar las piernas? Si con una caja de zapatos alcanzaba. ¡Jaja! ¡Era hora de que me cobre alguno de sus chistes! ¡Jaja!
-¡Ja! Muy bueno.¿Le puedo hacer una pregunta a usted que llego acá antes que yo?
-Dele nomás.
-¿Porque somos de los pocos que hablamos?
-Creo que la mayoría de los difuntos, los que hace tiempo llevan acá, se despiertan de noche. Les tienen miedo a los vivos, creo que la situación se invierte.
-¿Que notable no? Supongo que con el tiempo aremos lo mismo, como hace poco que morimos, mantenemos las costumbres que teníamos antes de fallecer. Cambiando de tema ¿vio que a Don Faustino lo sacaron del nicho y lo mandaron a tierra?
-Pobre viejo, la humedad le va a joder los huesos.
-Usted dice pobre viejo pero era bastante jodido, hizo renunciar a tres empleados del cementerio. Uno termino en el manicomio. Cuando pasaban cerca del nicho les chistaba o golpeaba el cajón. Lo hacía para divertirse. Eso no se hace, con la falta de trabajo que esta habiendo.
-Si, tiene razón. Como si fuera poco un vivo trabajando entre los muertos.
-Es verdad. En Haití se da la situación inversa con los zombis, los usan para trabajar. Lastima no haber nacido en Haití, por lo menos salir a estirar las piernas ¿no?
-¡¡Noooo, ni muerto!! Ya trabaje bastante en vida como para seguir post mortem.
-¡¡Shhhh!!! Hagamos silencio, viene un cortejo fúnebre parece que se muda uno nuevo al monoambiente del piso de abajo- dijo Ricardo.
La ceremonia fue rápida. Como siempre hubo llantos flores y se retiraron en silencio. Cuando todos se fueron Ricardo se presento ante el nuevo colindante y rompió el hielo.
-Que tal soy Ricardo.
-¿Cómo le va? Yo me llamo Víctor y en vida presidía un consorcio.
-¡Cagamos! Vamos a tener que empezar a pagar expensas dijo Don José.
-¿Y que lo trajo por acá?- pregunto Ricardo.
-El cigarrillo.
-¿Cáncer de pulmón?
-No, cruce la calle a comprar cigarros y me piso un colectivo. ¡jajaja! Yo tenía ganas de decirles a mis deudos que no gasten en un cajón, con un sobre alcanzaba ¡jajaja! Pobre mi viuda. El mes pasado cumplimos bodas de plata. ¡Estaba tan emocionada! Le hice un regalo que le vino como anillo al dedo.
-¿Que le regaló si no es mucho saber?
-Un anillo.
-¡Que castigo!, otro humorista de chistes tontos- dijo Don José.
Entre charlas de difuntos la tarde fue cayendo dándole paso a la noche.
-Bueno muchachos- dijo Don José- por el silencio parece que se vino la noche. Me voy a dormir. Los cementerios de noche me dan miedo. Buenas noches.
-Hasta mañana Don José - contesto Ricardo- que descanse.
-Que en paz descanse- agrego Víctor-¡jajaja!
-Parece que el nuevo vecino no para de ser estúpido ni para dormir- pensó Don José antes de entrar en un sueño profundo para pasar la noche, en donde la mayoría de los muertos se despertaba. Ellos a diferencia de los vivos y de algunos muertos recientes como Ricardo, Don José y Víctor, duermen de día y despiertan de noche solo para evitar a los vivos a los que les temen profundamente, y hacen bien. Ya lo decía mi abuela: "Mas vale temerle a los vivos que a los muertos".
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