Me encuentro tirado sobre los adoquines en un angosto callejón en una ciudad que mí mente no puede recordar, trato indeciblemente de pensar en la naturaleza de lo que me ha sucedido, pero no puedo concentrarme en nada, el dolor que me producen las heridas de todo mi cuerpo esta apunto de hacerme morir, pero no se que me ha sucedido.
“Un pequeño efecto metafísico” esta frase es conocida para mí, pero no sé porqué a llegado a mi mente; el dolor ya no me permite recordar nada más, ni siquiera la rasposa textura de los adoquines contra mi rostro o el calor de mi propia sangre corriendo por todo mí cuerpo tienen ahora significado. Sobreviviré, no quiero morir.
A mi lado se encuentra de pie una criatura, es probable que no sea humana; no recuerdo por que estoy aquí, pero si alguien ocasiono mí estado actual él es el responsable. Me provoca admiración un ligero olor a tabaco, pude reconocer ese olor… no creo que la criatura que esta a un lado de mí quiera darme a probar su cigarrillo, me caería bien una calada antes de morir…
Conforme pierdo las fuerzas creo, más y más en la posibilidad de morir, comienzo a aclarar mis ideas, y con ellas creo que podre saber que me sucedió, temo encontrarme con algo que me acuse, con algo que me haga merecedor de lo que me esta sucediendo, temo estar pagando alguna deuda, y también temo en el castigo que vendrá después, cuando haya muerto y tenga que sufrir en la eternidad…
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