El Vampiro

Miro mi reflejo en el espejo
Y me devuelve la silueta
De unos ojos sedientos
De un rostro pálido como el hielo

Me desvelo pensando
Sin dormir, aunque no duermo
La inquietud me hace pensar
Y mi corazón, si tuviera
Latiría incesantemente
Desbocado por el miedo
A perder el control
Que tanto tiempo he forjado
Mas me sereno y mi respiración
Entrecortada y fría se calma
Sierro los ojos y en ti pienso.

Eres única en tu especie
Hermosa, frágil, bella.
El aroma de tu sangre
Deleita todos mis sentidos
Que piden por ti a grito.

Sufro y lloro por tenerte
Pero como Moisés
Solo se me es permitido
Ver la tierra prometida
Sin poder entrar en ella
Y mi ser se turba

Estiro hacia ti mis brazos
En un intento loco
Por enroscarlos en tu cintura
Pero me contengo
Pues se que represento
Un peligro para ti.





Cae una lágrima
Por tu tez tibia
Y mis dedos fríos
Recorren tu rostro
Borrando la tristeza

Tu corazón late
Al sentir el contacto con mi piel
Tus ojos piden que te ame
Y yo como loco sin pensarlo
Te abrazo en mi pecho.

La sed hiere mi alma
Si es que tengo alguna
Y me separo de ti bruscamente
Soy un monstruo!
Tengo que alejarme
Para siempre.

Te hare daño
Pero mas daño me hare yo
Pues un calvario será
Un juego de niños
En comparación
Con el dolor de no tenerte
Pero tengo que hacerlo
Y carezco de fuerzas

Al fin rendido, sin fuerzas
Sucumbo a tu amor
Y no puedo evitarlo
Cada latido de tu corazón
Me invita a saciar mi pasión
Desesperada, frenética y loca

Soy débil
Tú me amas y yo te amo
Mi cuerpo pide a gritos tu cuerpo
Mi mente es tuya
Mis labios son tuyos
Mi ser, todo mi ser
Te pertenecen

Soy un esclavo de tu amor
Y sufriré por amarte
Hasta que el tiempo pase
E inevitablemente
Te tenga que hacer mía
Entremezclando tú sangre con la mía
Haciendo que nazcas a esta vida
Desdichada y vacía
A una vida de sed
Sedienta de sangre
Una vida difícil y dura.

Pero al fin y al cabo
Nos tendremos como consuelo
Y tu amor será como ungüento
En mis heridas profundas
Como bálsamo que refresca
Y viviremos para siempre
Seremos inmortales
Y caminaremos juntos
Por la sendas de la felicidad
Hasta que los ángeles
Muertos de envidia
Aboguen ante el Padre
Y nos permitan entrar
En el reino prometido
Donde nosotros sus ángeles caídos
Pertenecíamos desde el principio

Pero si no nos aceptan
Por algún motivo egoísta
Reiremos y seguiremos
Nuestro rumbo
Para seguir siendo felices
Para siempre.