Inicio / Cuenteros Locales / Vlado / ¿No es verdad, cariño?
—¿Un cigarrillo? —ofrece Pierre, mientras abre su pitillera con entrenada demora.
—Muchas gracias —acepta Elena, que se inclina despacio, avanzando la sugerencia del escote en su blusa.
Es un juego de lentitudes tan viejo como el diablo. Saben que habrá tiempo, más tarde y a solas, para la prisa de devorarse las bocas, bajar cremalleras y dejarse llevar a lo que frenéticamente sucede tantas noches en tantas camas sin tanta luz.
Por ahora se contienen, alargan ese ritual de segundos donde ella acerca el Gauloise a su boca y deja los labios entreabiertos. Apenas aspirado, el humo escapa entre ellos como una cortina de seducción a través de la que los ojos se anclan en el deseo. Se regalan, sin palabras, una promesa. Hasta el mismo instante en que deben desprender su mirada hacia Michèle y Gonzalo, que acaban de agotar su conversación de a dos sobre Rilke, los fines de semana en Corbeil, o cualquiera de esas cosas que comentan dos matrimonios bien avenidos cuando deciden compartir su amistad en un café de París. |
Texto agregado el 07-06-2004, y leído por 241
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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22-08-2004 |
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La historia se repite. los amantes ocultos mientras esperan la oprtunidad. esta micro historia pudo ser en Madrid, Paris o... en el Salnes. Un saludo franlend |
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