Me hacés revivir el sueño que comenzó al encontrarte. Me imaginé con dos alas buscándote a cielo abierto. Y te encontré, sos como un mar con todas sus olas abiertas. En mi visión un manantial con mi calor arenero. Cuando caminás imagino que coqueteás en silencio. Pasás muy cerca y volvés para recoger mi celo. Por eso pido muy quedo que pases una y otra vez sin importar otra cosa hasta encenderme de nuevo.
Texto agregado el 23-09-2009, y leído por 306 visitantes. (3 votos)