Decían que el viaje sería duro pero nunca imaginé hasta que extremo. Ya han muerto algunos de los nuestros y el patrón de esta pequeña cáscara de nuez hizo que los arrojásemos al mar. Su fallecimiento, después de todo, ha sido una bendición para los que todavía seguimos vivos. Podremos disponer de un poco más de agua y una parte extra de comida. Así podremos aguantar unos cuantos días más. ¿Quién será el próximo? Quizás esa mujer. Está a punto de parir y su hijo no conocerá esa tierra prometida. Esa tierra de trabajo y bienestar por la que todos soñamos. Esa tierra en la cual nuestras hijas no necesiten venderse a turistas deseosos de carne infantil a cambio de algunas monedas, sencillamente para poder comer el día siguiente. Quizás haya escapado de un infierno de miseria para caer en otro distinto. Quemaduras por el sol, una sed insoportable que el agua salada no puede paliar y un horizonte que se curva en una trágica mueca entre los azules de cielo y mar. Pero este sufrimiento tendrá un pronto final. Si morimos, todo se acaba pero quien logre aguantar, si es que alguien lo hace, recibirá el paraíso como premio. El principio también será duro. Un centro para inmigrantes y luego, cuando salga, intentaré encontrar un trabajo. Recogiendo fruta, limpiando casas o cuidando ancianos. Dicen que en los países ricos se puede ganar mucho dinero. Tanto como para poder vivir bien y enviar los suficiente a la familia. No podré olvidarles: Papá, mamá, los hermanos pequeños, el abuelo, siempre con sus historias. ¡Viejo chocho! Dice que, cuando él era niño, su papi le contaba que antes las cosas no eran así. Entonces había buenos trabajos y comida para todos. Y también dice que la gente venía de fuera, desde lugares como al que ahora vamos en barcos como éste y que todo sucedió apenas hace cien años. Que hubo una crisis y que muchos países se hundieron en muy poco tiempo. La gente que había emigrado volvió a sus lugares de origen. Sus naciones avanzaron rápidamente gracias al trabajo y a los conocimientos de los que allí tornaban y que los pueblos de África progresaron dejando muy atrás una Europa que se deterioraba cada vez más. ¡Sueños de loco! ¿Quién se puede creer eso? ¡Qué cosas más raras se le ocurren a los viejos! ¿Alguien se imagina que, apenas hace cien años, en África se pasaba hambre? Pero… ¿Qué es aquello? ¡Cielos! ¡Un barco! Parece un barco de salvamento, y se dirige a nosotros. ¡Bendito sea Dios, estamos salvados! ¿De dónde será? Quizás Guinea, Senegal o Camerún. Me hace ilusión, pasear por las elegantes calles de Malabo o Jartum. Quizás hasta encuentre novio allí pero… no lo creo. Dicen que son muy racistas y que a los blancos no nos quieren…
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