Que enorme manía es aquella de desear tanto a los que te desprecian. Te cierran las puertas. Se ensordecen al tu voz chocar en sus oidos. Que torpeza esa de estar siempre pensando en aquellos que con tu bien no sueñan. Que gran pena es olvidarte de esos pocos que siempre su abrazo generoso, tierno fraternal, te dan. Por favor aprovecha a ese pequeño puñado que piensa en ti. Que llora tus penas y disfruta tu paz.
Texto agregado el 07-06-2004, y leído por 135 visitantes. (1 voto)