En el día de hoy y tras una larga y penosa enfermedad, Dios ha muerto. Aunque tan fatal desenlace era por todos esperado, nadie pensaba que acaeciera en estos momentos en los que tanto se le necesitaba. Admirado por muchos e ignorado por otros tantos, Dios ya no se encuentra entre nosotros.
El funeral por tan magno personaje se ha desarrollado como era previsible, de forma sobria y solemne, es por ello que representantes de todos los continentes han acudido a despedirle en su último viaje. Tras un velatorio lleno de tristeza y silencio, los representantes antes mencionados pasaron a darle el último adiós. Los primeros en pasar fueron los representantes de África, un grupo de niños etíopes y sudaneses en estado de inanición pasaron en primer lugar, a continuación un grupo de niños-soldado, después familias enteras enfermas de sida sin posibilidades de adquirir los medicamentos necesarios, para finalmente pasar un grupo de niñas víctimas de la ablación sexual.
Desde Latinoamérica presentaron sus respetos al difunto niños de la calle provenientes de Brasil, madres y hermanos de desaparecidos en Argentina y Chile, campesinos de Perú y Colombia víctimas de los grupos guerrilleros y los paramilitares, así como un grupo de mujeres victimas de la violencia de género en México.
Desde Asia, y de luto riguroso, acudieron , un grupo de niños explotados en diversos países por multinacionales estadounidenses y europeas, otro grupo de niñas del sudeste asiático víctimas de turismo sexual pederasta, también mujeres oprimidas de países árabes con gobiernos fundamentalistas y por último niños y niñas mutilados por la explosión de minas.
Desde Europa presentaron sus respetos, jóvenes con contratos basura, parejas sin acceso a una vivienda digna, familiares y víctimas de terrorismo, mujeres maltratadas e inmigrantes sin papeles que trabajan en la economía sumergida.
Llamó la atención a los presentes que no acudiera al funeral los representantes de los gobiernos, de las grandes empresas, ni de los bancos. Enviaron telegramas disculpando su ausencia por motivos de trabajo o familiares.
La larga comitiva inició el camino hacia el campo santo donde reposarían sus restos, un enorme rosario negro recorría la avenida que llevaba al cementerio. Posteriormente todos los representantes se agruparon alrededor de la fosa y se inició su descenso, en ese preciso momento un joven detuvo a los operarios y gritó al resto de los presentes lo siguiente : ¡ Es imposible que estemos enterrando a Dios, puesto que no existe ! , otro de los jóvenes que allí estaban le respondió con una pequeña sonrisa lo siguiente : Eso ya lo sabemos chico, en el féretro está lo que todo el mundo llama Dios, en el ataúd reposan los restos sin vida de la vergüenza, la dignidad, la igualdad, la solidaridad y la ética, todo eso no es otra cosa que la conciencia humana, eso es lo que ha muerto....
Alguien susurró al oído de otro una sentencia : Lo enterramos ahora, pero se murió hace ya mucho tiempo....
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