El deseo de Kaina
Kaina vivía en la gran Amazonia de Brasil, y adoraba a su selva. Escuchaba temprano en las mañanas el saludo de bienvenida de los Tucanes que habitaban en los gigantes árboles con sus grandes lianas. Conocía muy bien donde vivían los araguatos, las coloridas guacamayas, y sobretodo sabia como cuidarse de las grandes boas, y cascabeles que salían a buscar victimas en el atardecer.
A pesar de que amaba a su selva, ya que su padre y madre le habían enseñado amar a la madre tierra siendo prudente de los peligros que en ellas habitaban, sin embargo ella tenia un sueño en su pequeña alma: “Quería conocer el mar”. Había escuchado de los viajeros que venían de lejos a visitarlos, y en las noches, en el momento en que descansaban en sus respectivas hamacas, estos describían que existían lejos de su querida selva grandes extensiones de agua con olas llenas de espuma que acariciaban la piel al bañarse en ellas.
Kaina al escucharlos temblaba de emoción. Y pensaba: “Como me gustaría conocer ese lugar “. Algún di lo conoceré. Todavía era muy niña, y estaba muy consciente de que era un lugar lejano, y no podría ir sola, y menos con esos viajeros desconocidos que le tenían tanto miedo a su selva.
El tiempo pasó y Kaina ya era una jovencita de 20 años. Como toda joven de su tribu había formado una familia. Se había enamorado de Kae, y al poco tiempo decidieron casarse de acuerdo a las costumbres de la tribu. Kae era un buen hombre. Pescaba los peces para sobrevivir, y la protegía con gran devoción de los peligros de la selva. Le traía bellas guacamayas para que le hiciesen compañía cuando el salía de excursiones a buscar comida para la tribu. Kaina le había tejido un bello chinchorro, y comían juntos en las noches pescado con casabe que ella misma elaboraba.
Sin embargo Kaina conservaba todavía su sueño. Quería conocer el mar. Pronto iba a cumplir 21 años, y Kae le pregunto que quería para su cumpleaños. Esta le comunico:
“Quiero conocer el mar”. Kae no entendía nada, y se preguntaba: “Que interés tiene Kaina en conocer una extensión de agua. La selva es bellísima. Lo tenemos todo aquí”.
Sin embargo, el la quería muchísimo y decidió complacerla.
Salieron muy temprano a esa gran aventura. Después de tanto caminar, sus pies estaban hinchados por el dolor. En ese momento escucharon unas guacharacas. Kae sabía que los sonidos de las guacharacas daban mensajes secretos para encontrar árboles que brindaban curaciones. Así que la siguieron escuchando, y encontraron un poco de arcilla, y se aliviaron sus pies. Después de tanto caminar llegaron a una gran ciudad. iiQue horrible era!!! Tanta multitud de gente. Y todos estaban apresurados. Sin embargo Kae era un hombre aplomado, y no se dejo aterrorizar por los ruidos de la gran ciudad. Sabia el lenguaje de estos citadinos, se lo había enseñado los viajeros que iban a su selva.
Estos le indicaron como llegar al mar. Después de caminar, tomar buses llegaron a la playa. Kaina nunca había visto un paisaje tan majestuoso. iiQue cantidad de agua!! La arena le hacia cosquillas en los pies, y el agua era tibia y salada. Con mucho temor se bañaron en el mar. iiQue experiencia para ellos!!. Kaina rebosaba de felicidad. Cubrió a Kae de besos y abrazos. Y le decía entre llanto y emoción: “Gracias por darme este bello regalo de cumpleaños”. Pero por supuesto nunca cambiaria su selva por este terreno de agua cerca de la gran ciudad.
Glosario
Casabe: Torta de yuca preparada por los indigenas
Chinchorro o Hamaca: Utensilio para dormir que utilizan los indios y variadas personas de Latinoamérica
Araguato: Monos rojizos que habitan en la selva
Guacharacas: Aves de tonos grises. Habitan en varios paises de latinoamerica
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