E insignificante, me olvidaba.
Pero también navego entre claridades de los pensamientos aun con vida,
más las pobres sombras de pálidos recuerdos de épocas de romanza.
En fin, algo embriagado por la alegría de ser libre, de estar en el camino haciendo huella con los pies descalzos.
Como antorcha sin grasa en la estopa,
cual pájaro con alas en la barriga y espalda.
Mi inteligencia rauda se deshace como terrones de sal humedecida expuestos al radiante sol del verano.
De los oídos emerge una rara fragancia de origen encefálico.
En mi boca rechina un sabor a placenta dulce,
toda la impotencia que ruge entre truenos del ayer sobre caries que avanzan.
Texto agregado el 19-09-2009, y leído por 179
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