Solo en un segundo cualquier mano que se lo disponga puede crear un nuevo universo, esto es lo que son las letras en manos propias y ajenas, mundos que van naciendo, que se forman al trazo de cada pulso según su apuro. En nuestras mentes vemos los contornos de nuestras frases y en el papel se vuelven referencia a la imaginación de otros y me han contado que toda tinta que inunde un papel se volverá al mundo y ahí quedara por siempre, rondando como historias o fabulas o como simples cuentos que se irán nutriendo a cada boca que lo cuente. Seremos pues, palabra al viento yendo y viniendo con toda brisa que nos levante en vuelo.