El ángel sufría de una anómala e intensa sudoración en las axilas, lo cual coartaba su libertad de vuelo. Cada vez que abría sus alas, él mismo sentía naúseas ante el corrosivo hedor a sobaco que desprendía. Otro ángel, un día le habló sobre la posibilidad de encontrar en la Tierra un buen desodorante y él no dudó en bajar. Sin embargo, nada más tocar el suelo de la Tierra, los humanos lo atraparon y lo encerraron en un zoológico, entre la jaula de las mofetas y de las urracas. Esto le produjo cierta depresión y tuvieron que someterlo a terapia. Siguiendo instrucciones terapeúticas le conectaron internet en su jaula y desde entonces, mucho mejor.
Ella, era una bruja que llevaba años trabajando como personaje de cuentos infantiles. Pero el mismo día que hizo pública sus orientaciones sexuales, la despedieron. Argumentaron quebrantamiento contractual, ya que el contrato lo dejaba bien clarito: “… sólo potajes de ranas, sapos y culebras… acaso algún niño al horno… pero nada de manifestaciones lésbicas expresas ”. Así que ahora, dispone de mucho tiempo libre y miéntras encuentra otra cosa, navega por la red.
Luego esta el Minotauro aburrido. Desde que lo mitológico dejó de venderse bien sus editores dejaron de mandarle nubiles doncellas y con el tiempo se olvidaron de él. Ahora subsiste con una pensión del estado. Para evitar el tedio del mínimo mantenimiento del laberinto – nada, pasarle un trapillo y listo- le instalaron el ADSL en su dédalo y así no se aburre tanto.
Por supuesto, no falla el típico poeta que nunca escribió un verso sobre papel. Él, argumenta que escribe a su modo… andando, pues el planeta entero es su folio. (Ya se sabe… bah, poetas). El caso es que lleva ya décadas andando de uno a otro continente dejando huellas, según dice, fosforescentes, sólo visibles con gafas de infrarrojos y desde una distancia prudencial. Asegura que él día que se popularice los viajes orbitales alrededor de la Tierra podremos todos leer su poema. En fin… poetas.
También está la Chochona, la cual se conecta desde una clínica de deshabituación, ingresada tiempo atrás a causa del alcoholismo, fruto de sus constantes idas y venidas de feria en feria. Luego, una cigüeña parisina, de baja por maternidad crónica. Un dios venido a menos, pensando ya en la prejubilación, sumergido enmedio de una crisis existencial, con graves inseguridades que ya empiezan a afectar su autoestima, hasta el punto en que, a veces, se siente profundamente ateo. !.
Y todos ellos, navegan de la mano en el ciberespacio. Allí, amparados en el anonimato, se confunden entre el resto de usuarios y eso les gusta. No participan mucho. A lo sumo alguna frase en temas banales, sin entrar en intimidades que pudieran comprometerles. Tampoco les apetece pensar demasiado… ya bastante tiene con lo suyo. Les basta un saludo de vez en cuando, alguna palabra afectuosa de sus amigos invisibles, un: ”hola, qué tal???”
- biennnnnnnnnnnnnnn…- contestarán, ¿para qué más detalles? ¿ a quién le importaría alguna de sus vulgares historias?
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