Resquicio de la noche es la voz callada,
los ojos cerrados,
y tu alma tibia
entre sus brazos desnuda.
Como espejo infinito las nubes huyen,
sangrando cristales de luz de luna,
heridas por el viento que no ceja
en su afán de hacerlas caer.
Comienza el laberinto hacia el futuro
que precisa de una historia salpicada de
un sonido batiente que cae como lluvia ligera:
corazones abortando tiempo y espacio.
Se quiebra el amanecer en un resplandor violáceo
recortando tu silueta, un ser que significa
lo que nunca fue y lo que será:
sólo un desvelo poblado de suspiros.
Luchando cuerpo a cuerpo con la vida
derramo cuanta pasión el espíritu puede contener
para construirte un cielo
donde habite tu mirada omnipotente.
Donde pueda ser la brisa en tu piel húmeda,
tu primer aliento al despertar del sueño,
una grieta de paz y las cenizas de una historia
que nunca dejarán de arder.
Texto agregado el 06-06-2004, y leído por 178
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