VOLVER a NACER
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Cuando Akhenatón presentóse al mundo expuso un mensaje de panhumanismo acorde a su época y su cultura, donde los procesos políticos habían llegado a una maduración clara, en aquella dinastía XVIII del Antiguo Egipto.
La nación del Nilo estaba en ese momento definida, tal como una nación moderna. En todo su juego de idas y venidas ofreció por siglos una cantera de argumentos para los novelistas. Había pasado por sucesivas experiencias. A saber…La autocracia de las dinastías IV y V, en el tiempo de las tres pirámides de Gizhá.. El socialismo de la VI dinastía con el faraón Pepi II quien repartió los bienes del estado y de los particulares ricos a la “manchancha” cayendo este país en la anarquía que dio fin al Antiguo Imperio, lo que produjo un aislamiento continental.
Luego llegó el internacionalismo del Imperio Medio donde arriban a Egipto pueblos refugiados de babilonios y judíos (dinastía XII) entre ellos Abraham e Ibsha. Estos extranjeros terminan como dueños del país imponiendo reyes Hiksos en las dinastías XIV y XV cuando José hijo de Jacob es nombrado gran visir. Pero la paz interna resulta imposible y hay un continuo enfrentamiento con la política nacionalista y aislacionista de Tebas (sur) y el pensamiento internacionalista de Heliópolis (norte).
Finalmente llega el expansionismo imperial de la dinastía XVIII (donde nace Akhenatón) que se comunica con toda la media luna fértil (en especial con los reyes de Canaán y Babilonia) y con el Mediterráneo. Allí se destaca el feminismo pacifista de Hatshepsut (tatarabuela suya) y el militarismo conquistador de Tuthmosis III y Amenofis II que vienen a continuación, creando reyes vasallos. Por último se presenta el liberalismo democrático de Amenofis III (padre de Akhenatón) quien toma una esposa fenicia (Ty, su madre). De modo que todos los procesos políticos habíanse consumado al momento de su nacimiento.
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Con Akhenatón además de una ideal social y espiritual, (con integración de pueblos, clases y razas) hace aparición por primera vez el “artista creador”. Pues su interés primordial era la valorización al individuo. Ningún pueblo antiguo poseía la idea del “Artista Creador”, las naciones mostraban excelentes estilos artísticos, pero no artistas creativos.,
Tampoco existieron en la Europa medioeval, Oriente, Oceanía, África o América precolombina. Es decir, el artista que se expresa con su propia identidad tal como el artista de hoy, es considerado una invención de Atenas y del Renacimiento… pero no fue así. Akhenatón ya lo tenía, lo había definido y lo había puesto en marcha. Este faraón de extrema juventud (vivirá hasta los 30 años) dejó para la posteridad las bases de una metamorfosis artística, y allí es precisamente donde se expresa con mayor claridad su pensamiento ”atoniiano”. Bok y Tuthmosa, los dos escultores principales, tienen estilos propios y completamente disímiles.
Formas renovadoras para una nueva expresión creadora. Pues Akhenatón además de faraón ideólogo y poeta, era un exquisito pintor. Dentro de su palacio fueron hallados sus pinceles y los murales donde retrató a sus hijas.. El era fundamentalmente un maestro de vida, un dirigente político que impulsaba una propuesta nueva, coordinando además en forma directa al grupo de artistas que estaba a su lado.
Su amigo más íntimo, el escultor expresionista Bok —ese artista que hará las más célebres y extrañas estatuas de todo el período— nos expresa el pensamiento de su joven faraón, al decirnos que ...“ha sido guiado por su rey”… Bok fue impulsado a descubrir sus propias formas (inherentes a un artista moderno) por el visionario Akhenatón. Fue de ese modo que logró una ruta propia, definida y personal, dentro de la materia plástica, con un formato al que nosotros hoy podemos desmenuzar en todos sus contenidos. El insiste además que ...“ha nacido de nuevo”... de la mano de Akhenatón. Este es un decálogo común que repiten todos los “atonianos” (o sea sus seguidores) al sostener aquel particular “nuevo nacimiento” al lado de Akhenatón.
Palabras que describen una iniciación ritual, donde los adeptos al Atonismo (de Atón, el Demiurgo) adoptan nombres nuevos, dejando atrás el que antes tenían. Amenofis IV se llamó al nacer Akhenatón.. Este cambio en el caso particular de Bok lo anima a expresar su propia creatividad individual, desligándolo de los moldes estereotipados egipcios. Se hace evidente la faceta “iniciadora” cuando el escultor sostiene que ha sido conducido y llevado por Akhenatón hacia un nuevo orden plástico. La creación individual transmútase entonces en manifestación de vida, lo cual es propio de este pensamiento nuevo. Bok se presenta ante nosotros como un discípulo declarado y manifiesto, ofreciendo con sus magníficas esculturas, el pensamiento de los seguidores del Círculo al que ellos llamaron Atón.
Ese Círculo—Atón donde nos parece reconocer la Ostia que el sacerdote católico muestra en la consagración de la misa, cuya imagen circular plasmada por muchísimos artistas cristianos, puede ser colocada en paralelo para demostrar la eternidad que logró el dogma Atoniiano del Círculo.
Cuando Bok encierra la figura de Akhenatón dentro de un elipse y somete la caracterología del personaje a un ideal geométrico, nos muestra con ello un hecho evidente… allí está la “Geometría” como personaje central. O sea el ideal del movimiento atoniano. La elipse de Bok acompaña la esfera como cuerpo del círculo, dándole con ello el volumen escultórico (pues la escultura es volumen). Una y otra son descripciones plásticas del astro solar reinante, que ilumina en la cosmogonía física a todos los seres vivientes y el espacio elíptico que describe la tierra al circundarlo.
La escultura de Bok describe al cuerpo elíptico de Akhenatón, donde este “hijo único” (como él mismo se llama en su “Poema al Sol”) representa al espacio que rodea la esfera solar por donde la tierra circula. Con lo cual un enigma secreto se transforma en una desacralización abierta. Estamos ahora muy lejos de aquel mito solar de Ra que atravesaba con su barca el cuerpo de la tierra para reaparecer con el alba. En esa lejanísima síntesis egipcia anterior a los Atonianos que originó los posteriores descensos a los infiernos de etruscos y dantistas.
Aquí con Akhenatón el dios solar Ra ha desaparecido con su mito de navegante nocturno y oculto. Su barca no emergerá más de las tinieblas para renacer al día siguiente, con su cosmogonía primitiva y ocultante que desconocía la esfericidad de la tierra. Ahora estamos viviendo con Akhenatón en nuestro planeta redondo y contemplando de frente al hermoso astro solar circular que la tierra recorre en su elipse anual.
El enigma descollante de la obra escultórica “akhetoniana” de Bok era su asexualidad, puesto que carecía de pene. El maestro (o sea Akhenatón) está representado como un arquetipo hermafrodita... Es él, pues, el Gran Hermafrodita místico. El ideal masónico. En esta figura simbólica Akhenatón de la mitad para arriba tiene una concepción masculina y de la mitad para abajo femenina. Esta característica notable ha inquietado desde hace más de un siglo (cuando fue hallada la obra artística de los Atonianos) a los analistas curiosos. Pero para los herederos de esta clave, para el montaje completo, para el pensamiento dejado a la posteridad por aquellos innovadores del pasado, la transmisión del mensaje se hace clara y completa.
Bok y Akhenatón han dejado impresa su cosmogonía en esta obra maestra y con ello la escultura que tiene 3.300 años de existencia (además de una alta y exquisita factura artística) pasa a ser la síntesis del ideario geométrico atoniano. La tierra es esférica y la órbita terrestre es elíptica.
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Alejandra Correas Vázquez
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