Espérame.

-¿Cómo es posible que mi completo desespero me traiga de vuelta?...

-¿Cómo es que desafío las leyes de la naturaleza buscando vida donde solo reposa la fría soledad? …

Espérame, porque he de aceptar que aún no borro tu recuerdo de mi mente y vengo como un carroñero a buscar hasta lo último de tus huesos, ni el desagradable olor que desprende tu yacido cadáver completamente enmarañado entre la telaraña ha de alejarme, porque aunque no tenga hoy tu alma, sin duda seré el que por última vez bese con delicadeza lo que queda de tus restos, no hay miedo porque mi amor por ti es esta noche el escudo que ha de liberarme de algún peligro y en caso de correrlo estaría agradecido de que me llevara junto a ti, que importa el aullido de los lobos que intentan comunicarse con mi mente para amangualarse y llamar así por medio de mi subconsciente al tan oportuno miedo, ni el podría evitar que levantase la tan pesada caja que ha de guardarte para en seguida levantar su tapa y lentamente tomarte en mis brazos, evitando cuanto ruido involucre el choque de un hueso contra otro y beber lo que resta de tu estructura ósea, para rozar con cada una de mis papilas gustativas, el sabor frio pero exquisito de la muerte, congélame con tu aire fúnebre y llévame contigo, pues tanta es mi angustia que moriría en vida con tal de hacer tangible tu presencia, dejaría que de mí se alimentaran cada uno de los gusanos que vació tu cuerpo y me entregaría por completo a la torturadora y lenta agonía de morir, para soportar el dolor de haberte perdido, para sentir realmente en carne y hueso mi descontrolado amor, ese que juró acompañarte en vida y esta noche no duda en hacerlo también en muerte, pues ya sea que viajemos al otro lado del universo o simplemente dejemos de existir, iría contigo como aquel perro fiel que murió de viejo esperando a su amo y le acompañó como único amigo hasta en su sepultura, tomaría ese tren que aunque tardío, me llevaría rumbo a la estación de la felicidad, pues si no he de tenerte aquí yo iría hasta donde quiera que estés, pues ya absorbida hasta la última gota que ha de conservar tu “esqueleto” yo he de estar en sacrificio, dispuesto a seguirte aunque mi ánima deambule en pena buscando ese hermoso rostro que aún no asimilo, dejó de existir en el mundo de los vivos para convertirse en ese espíritu que hoy me llama para partir juntos, dejándome como única opción entregarme a la desquiciada idea de ser el gran banquete principal de esos pequeños seres de la noche que ya no satisfechos con tu belleza desean saciar su hambre con cada uno de los órganos que ha de componer este tan enamorado hombre, solo espérame vida mía, vida de mi vida, vida de muerte, iré contigo cuan piedra al rio, porque sé que me esperas, mi lealtad se verá reflejada en mi sutileza al alcanzarte, pues al amanecer ya estaremos juntos, no creas que por viejo, no sé que han transcurrido tan solo veinte años, y al igual que todas las noches, hoy te pido,
Espérame.