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Capítulo 2


En el transcurso de la madrugada descendió la temperatura. La humedad en el ambiente rondaba el 80% y cerró tenue cortina de niebla. Patricia dejó la cama muy temprano, quería aprovechar cada momento del día, Había descansado y ansiaba trabajar, anticiparse al inclemente sol que más tarde volvería a lanzar bocanadas de infierno.

Apenas abandonada su habitación se detuvo a contemplar el paisaje. A esas horas de la mañana parecía menos agresivo que en la calurosa tarde anterior. A su espalda escuchó una voz.

--Me alegra que me hiciera caso, ahora se le ve descansada.

Era la misma mujer que le recomendó pernoctar en aquel motel. Mientras hablaba empujaba un carro repleto de toallas, de sábanas e implementos de limpieza.

--Vaya, qué sorpresa encontrarnos de nuevo. Veo que también aquí trabaja.

--En las mañanas aseo las habitaciones, luego me voy al restaurante, siempre es mejor que permanecer en casa sin nada que hacer. ¿Piensa salir temprano?

--Precisamente me preguntaba en dónde podría encontrar a esa persona que me proporcione la camioneta de que me habló ayer.

--Si usted gusta yo le puedo guiar, no está lejos de aquí.

--Pero le distraería de sus ocupaciones…

--¡Qué bah! En esta temporada del año son pocas las habitaciones por asear, apenas unos cuantos viajeros que deciden hacer un alto en la noche, pero siempre salen con el amanecer, así que prácticamente me falta sólo su habitación. Mire, enfrente hay una cafetería en donde puede desayunar mientras estoy lista. Le recomiendo los huevos de la casa, con salchicha y puré de patatas.


Una hora después, ante vieja Ford pick up de cuya carrocería asomaban residuos de diversos colores que algún día lució, Patricia miraba incrédula.

--Podrá parecerle viejita, pero lo bueno de esta troca está en su mecánica, créame, no la dejará tirada ni en el peor de los caminos.

--Aún así, la tarifa me sigue pareciendo excesiva…

--Anda Bulmaro, pórtate decente por una vez en tu vida –dijo la mujer que acompañaba a Patricia.

Moviendo la cabeza a un lado y a otro, aquel hombre de aspecto rudo, sin camisa y desparramada barriga aceptó rebajar el precio, pero con la condición de que la devolviera antes de 24 horas.

--Además, le diré algo que le puede interesar, si piensa ir a San Gabriel el Alto tendrá que tomar por algunos atajos para rodear la cañada, porque el puente del camino principal quedó cortado con las lluvias de la semana anterior, aquí es muy seco, pero cuando llueve... llueve.

--¡Cómo! –Expresó con asombro Patricia. De su bolso sacó un mapa; lo desplegó –Bien, pues entonces señáleme cuáles son esos atajos...

--jajajaja… Señorita, esos atajos los vamos haciendo los lugareños, en ningún mapa los va a encontrar.

Ante la cara de preocupación de Patricia intervino la mujer.

--Si está de acuerdo yo la podría guiar. Hoy es mi día libre en el restaurante, así que está de suerte.

--Qué amable, pero siento que sería mucho abuso de mi parte…

--No diga eso, cuando se vive en un sitio como este más vale aprovechar cada oportunidad que se presenta para huir de la rutina.

Entre tantas amabilidades, un incidente molestó a Patricia: cuando caminaba rumbo a la vieja camioneta percibió la incomodidad de penetrante mirada. Al voltear la cara descubrió a Bulmaro mirándole las anchas caderas perfectamente delineadas por ajustados jeens. El sujeto le siguió mirando sin el menor recato, aquel hombre no le gustaba nada.


La camioneta avanzaba sin problemas por la carretera, Patricia se sentía satisfecha, al menos no le mintieron sobre lo que había bajo esa destartalada carrocería.

Su acompañante la distrajo de sus pensamientos.

--¿Sería indiscreción si le pregunto qué le lleva a San Gabriel el Alto?

--En principio, y ya que viajamos juntas, llámame Patricia, olvidemos los cumplidos

--Eso tiene sentido, Patricia. Yo soy Bertha

--Encantada de haberte encontrado, Bertha, te estás convirtiendo en mi ángel de la guarda. Pues mira, sé de una vieja estación de ferrocarril en desuso, tengo noticias de que es una joya histórica, soy fotógrafa que anda en busca de sitios como ese, hago un reportaje y lo vendo a revistas como National Geographic o cualquiera otra por el estilo, publican el artículo y así la gente conoce el lugar, con un poco de suerte hasta se consigue su restauración y preservación.

--Sí, la vieja estación del ferrocarril... Está muy abandonada, pero tiene su encanto. Me recuerdo jugando en esas ruinas cuando era una niña. Luego, mi madre me contó sobre los fantasmas que habitan allí y no me acerqué más.

Violines interpretando La Primavera de Vivaldi interrumpieron la conversación. Las notas salían del bolso de Patricia, quien sin dejar de conducir extrajo su teléfono celular para leer el mensaje de texto entrante:

“Paty preciosa: Lo he estado pensando mejor ¿y sabes qué? No voy a abandonar todo sólo porque tú lo quieres. Esto es cosa de dos, tú y yo, y no te vas a deshacer de mí con tanta facilidad. Te quiero: Aurora”.

Ante el notorio disgusto que se reflejó en el rostro de Patricia, preguntó Bertha:

--¿Problemas?

--Al menos hay alguien tratando de encontrarlos.


Continuará la próxima semana




En Cancún, costa mexicana del Caribe.

Texto agregado el 17-09-2009, y leído por 358 visitantes. (22 votos)


Lectores Opinan
21-12-2009 Ante todo pido disculpas por presentarme tan tarde a la continuación, pero he estado algo retirado de la página. Ahora vuelvo con renovadas energías jeje. Bien un relato excelente que no decae para nada en su interés, voy a seguir hasta finalizarlo esta vez. Mañana o tal vez esta tarde vuelvo. Un abrazo. josef
09-10-2009 Ofrezco disculpa por la errata: Obsesión. sagitarion
09-10-2009 De a poco la historia va develando el misterio y sugiriendo al lector lo que va a continuar, en ello lo interesante, capta la atención e invita a participar en el desarrollo. ¿Una obseción apasionada de Aurora, frente al desamor convencido de Patricia? ¿Las causas?*****Afectuosos saludos. sagitarion
30-09-2009 Interesante historia. Tal como te dije en el capítulo anterior, vas soltando la trama de a pedacitos para matenernos "al filo de la navaja." Me encanta tu narrativa: limpia, directa y cautivante. Te sigo más tarde en los otros capítulos. Por ahora, un gran abrazo. Sofiama
28-09-2009 ¡Cuánta intriga sabes sembrar con tus palabras, nos tienes a los lectires detrás de tus letras. 5* Susana compromiso
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