Aveces tu mirada se detiene frente a la mía y aletea flotando como un colibrí.
Sonríe, juega. Me hace girar.
De pronto, picotea sueve mi pecho, le extrae su nectar y se va.
Ya volando me ve, me guiñe el ojo y se vuelve a ir sin voltear más.
Entonces, me doy cuenta que vino a reclamar su territorio dentro de mi corazón.
A recordarme que sigues ahí enseñoreando tus tierras. Haciendo sentir tu presencia de dueña, de reina.
Texto agregado el 16-09-2009, y leído por 163
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