Con tu voz que devora silente mi morada
sueña cada palabra que mi boca te esconde,
siento el fuego tocar nuestras almas y las funde
al quedar tu cariz anhelado en mi mirada.
Eres el cormorán de mi tierra abandonada
todo séquito que valiente este amor defiende,
el frescor y pasión que a la sed calma y atiende
ademán que mantiene mi risa enamorada.
Tú, amado caminas donde el dolor fallece
sobre el monte tu besas mi rostro renovado
te vas con los mil males que mi cuerpo adolece.
Con tu tacto mi ímpetu fiero se adormece
pero al ser todo tan bello y perfecto, mi amado
el telón cierra con el milagro que anochece.
Texto agregado el 16-09-2009, y leído por 210
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