Hace algunos días decidí cerrar mi Diario, aquel que considero mi amigo silente e incondicional, confidente que no espera nada a cambio, que ofrece más de lo que puedo decir, y brinda claridad a mi vida en circunstancias que recopilo mis dudas y emociones… lo hice al observar que, a pesar de mi dedicación, especial trato y cuidados se encuentra hoy muy deteriorado y me hace pensar que su ciclo llegó a su final, como llegará el mío.
Procuré recomponer su presencia pero es como que se resistiera a continuar acompañándome… lo importante es su esencia, me decía, no quiero alejarlo ni alejarme pero, trato de adoptar la mejor decisión.
Conversé con él en medio de nuestra soledad y me decía que mi vida fue muy afortunada, me recordaba que, desde niño mi educación tuvo un entorno favorable, mis padres se mantuvieron siempre presentes y atentos a mi desarrollo y evolución...
...me decía que, por ellos crecí en medio de un ambiente de conocimiento que me fue preparando para los siguientes pasos…pero, ¡¡cómo no recordar de esa etapa de mi vida!!
...las arduas horas de estudio que desde muy niño forjé para salir airoso de los exámenes -en ese entonces- ni se imaginaba copiar, preguntar o soplar al compañero… Éramos grupos de 25 alumnos y el profesor nos mantenía juntos, brindándonos la confianza que a su vez era retribuida al no mirar o murmurar…
Era una época donde la disciplina y el respeto nunca se derivo a los extremos... no recuerdo haber visto a mis compañeros pasar hora de castigo consistente en estar de pie en medio del patio del colegio, reflexionando algún error cometido y que rompía las normas… o quizás alguno que tuvo que pasar un día de estudios en las aulas de las niñas…
...me recordaba también que el primer amor surgió en la primaria y cuando quedé obnubilado por una niña hermosa y a la que en algún momento intenté decirle lo que yo no terminaba de comprender y luego terminé por callar.
Pude ver mi transitar por la vida y apreciar así la seguridad con la que me conducía a pesar de no contar con la experiencia inicial necesaria y también cómo debí afrontar momentos difíciles ante algún tropiezo circunstancial… mi adolescencia -recordaba- trascendió por muy pocos amores, pero con un profundo sentimiento cuando me tocó vivirlo.
Aprendí, y en base a ello comprendí con el tiempo que no se puede estar indefenso ante situaciones que no pretendemos, que no deseamos, que no propiciamos ni buscamos… pero, ¿¿cómo prepararnos ante eso?? ...¡¡No hay forma!!
...es parte de nuestra evolución.
Tarde entendí que el amor es una suerte de volver a la escuela de la cual puedes resultar desaprobado si no te esmeras… y ser dichoso si te aplicas…
...mi Diario me recordaba que, en algún momento enrumbé a otro país y logré hacerme firme y sólido en lo que me prepare, debí antes luchar sin descanso para conseguirlo… sin embargo, no resultó sencillo, padecí extremos, pero me afirmé tan bien que, con el devenir de los años, hice un alto en mi vida y decidí proyectar mi estancia en donde me sintiera bien, explotar mi conocimiento que, sumado a mis vivencias, me permitían continuar y así procurar una vida donde pudiera respirar y brindar satisfacciones a lo que visualizaba como hogar.
Lo forme, tengo dos hermosos hijos que adoro y que a diferencia mía, planifican su vida con medios informáticos y comunicaciones satelitales... mi actual pensamiento es acercarme a ellos y enfocarlo como que se trata de proyectos prácticos y tecnológicos, definitivamente que la evolución se tecnificó excesivamente rápido…
…ahora vivo solo pero, aún me acompaña mi Diario...
Al conversar con mi amigo silente, me ha tocado tomar la decisión más triste que espero pueda afrontar y que es despedirme de él, cerrar su ciclo y reorientar mis pensamientos que no buscaré más en él, porque respetaré su descanso…
La vida nos brinda muchas oportunidades y tener la opción de revisarlas es volver a ese instante, es regresar imaginariamente al lugar y con quienes añoramos, finalmente disfrutarlo a plenitud…
...te extrañaré entrañable amigo, formas parte de mi existir y te aseguro que me acompañaras en mi eterno sueño al igual que lo hiciste desde mi niñez, bajo mi almohada…
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