Desciende esta tarde febril tobogán interminable entre el humo de sándalo dos yunques se hunden despacio. Mesa con mantel ofrezco agua clara que no vino cae del techo intermitente profundiza hasta el cerebro. Y las letras, ¡ay las letras! corren en loco esconderse coloradas de vergüenza sin unirse en las palabras. Ulula el búho y bosteza claroscuros en mi mente observa el lucero y viaja mi almohada por la ventana.
Texto agregado el 05-06-2004, y leído por 187 visitantes. (2 votos)