Los buenos,
parten antes, nos dejan solos,
entre estos malos y miserables seres,
que abundan
como la mala hierba y las piedras.

Entre medio del fango pestilente,
florece esta maravillosa flor
para demostrarnos
su gran belleza y perfección.

Los buenos,
parten antes, dejando un surco
en nuestra vivencia diaria,
siempre marcan un antes
y un después…

Es impresionante el vacío,
que queda
los recuerdos no bastan,
para llenar este pequeño,
e inmenso espacio a la vez.

Mientras tanto,
tratamos de sobrevivir,
a tanta penuria
para buscar en nuestra alma
algún pedazo de consuelo…

Para robustecernos y mirar
con optimismo y esperanza,
el porvenir
que pasa lento y a veces
sin sentido.

Llegado el momento,
abandonaremos este odioso paraíso,
dejando a estos abominables seres,
que se devoren entre si…