La tarde estaba lluviosa y todos estaban animados por la fiesta del chico. Oswaldo tenìa una cabellera que tapaba sus ojos negros y recièn aprendìa a manejar la motocicleta de su padre. Estaba felìz porque sabìa cuàl era el regalo que le darìan esa tarde.Pasò por la casa a ver si hacìa falta algo para comprarlo, pero ya todo estaba bajo control, un pastel enorme, dos cajas de cerveza, muchos refrescos y pasapalos, hielo, los obsequios...todo.
Al salir le soplò a la chica estas palabras a oìdo: "cuando regrese te voy a besar". Ella mirò sus ojos y le respondiò " te espero". "Vamos, asì te paseas un momento en la moto y me acompañas". "no, te espero". Sonriò muy lindo y dijo adiòs con la mano. Lo esperaban su padre y sus hermanos con la moto nueva, con un lazo rojo que dejò en la calle y un casco que no quiso usar. se subiò y se alejò calle abajo.
No pasaron veinte minutos cuando una turba de personas subieron gritando: "se matò, se matò" y todos corrimos al lugar señalado. Ahì estaba...junto a la motocicleta aplastada por las ruedas del camiòn que reparte los refrescos, ahì estaba temblando, aùn su cabello lo movìa el viento, aùn sus ojos brillaban abiertos, luego la quietud, la sangre fluìa por su camisa.La muerte se lo llevò. Todavìa esa chica espera El Beso.