Tengo un secreto que hace varios días lo he querido decir, pero no lo hago por que si lo llegara a mencionar, me llevarían aun manicomio, pero no aguanto tenerlo en mi cabeza, así que mejor lo escribiré para relajarme.
Hace dos semanas anteriores estaba en clases de un taller en especial de Administración pues lo escogí por que será talvez mi carrera que estudiare en la universidad, mi nombre es Blanca y estaba sentada en el salón al frente del pizarrón, esperando que mis compañeros expongan un tema de problemas del país, aunque es un tema muy aburrido tengo que ponerle atención porque últimamente me la he pasado jugando durante la clase con mis amigos, bueno uno en especial de nombre Alan, lo cual lo considero mi mejor amigo y para ser sincera me he llegado a enamorar de el, pero lo malo es que es el guapo de la escuela así que lo que yo sé, el nunca sea enamorado de ninguna de las chavas que estudian en esta escuela, así que me he dado la tarea de no ilusionarme con el.
En todas las exposiciones utilizan cañones, el problema de este salón es que nadie podía ni prender el aparato, bueno casi todos, Alan era el único, así que se levanto a conectar todo, después de cinco minutos apagaron las luces y empezó la exposición pero Alan se quedo para cambiar las diapositiva en la lacto que se encontraba en la esquina del salón, era difícil verlo pues la oscuridad del cuarto lo escondía, talvez es porque la piel de Alan es muy pálida. A veces el volteaba a verme para confirmar de que yo estaba poniendo atención a la exposición pues el desea que yo sea una gran contadora, (eso me demuestra que me quiere mucho como amiga eso lo tengo bien claro); me concentre en el tema que por varios minutos no volteé a verlo, pero al llegar a la penúltima diapositiva voltee hacia el, ya no se encontraba, me asuste un poco talvez fue la sorpresa, mire al asiento de mi lado para ver si el estaba ya sentado pero la banca estaba bacía, “talvez fue al baño” me respondí ante la pregunta que me hice. Pero el nunca regreso, al finalizar la clase me encontré a Julio que es su mejor amigo, sentado en la banqueta de la escuela afuera de la entrada. Como siempre solo y un poco distraído talvez será por la marihuana que tanto fuma lo dejo muy tonto, aunque no comprendo como Alan lo considera su mejor amigo, pero decidí preguntarle por el. Me senté aun lado de el para estar a su altura.
-Julio ¿no has visto a Alan?... es que se salio de clases y eso se me hizo muy raro de parte de el.
Mostró su rostro misterioso por la pregunta
-¿De cual Alan me estas hablando?
-Alan tu único amigo, el que siempre te esta cuidando en tus borracheras.
Además de que Julio fume mucha marihuana le encanta el licor tanto como fumar.
Con una gran sonrisa de burla me contesto,
-Perdón Blanca pero no conozco a ningún Alan… además no tengo a ningún amigo que me acompañe mas que tu – se empezó a reírse a carcajadas – pero yo que sepa, eres una mujer… eres mi mejor amiga,
Me moleste al escuchar que Julio negara a su amigo.
-¡que dices! – le grite desesperada
-Blanca… te sientes mal…- confundido me respondió- ¡ya se! Quieres algo verdad.
- no quiero nada y estoy bien
-¿segura? – toco mi frente como si tuviera temperatura.
Al razonar con la conversación con Julio me di cuenta de que era seguro de que estaban jugando conmigo.
-Estas jugando conmigo… verdad
No contesto nada y eso me llego a responder que era un juego, me enfurecí ante la broma que tome mi mochila y me levante, le di la espalda y camine hacia la puerta de la escuela.
-bueno me voy… contigo yo no sacare nada…
Alan es muy popular y amiguero así que me propuse preguntar a todas las personas que veía pero por mala suerte todos me decían lo mismo “no se de quien Alan estas hablando”, si que era una broma muy pesada lo que me estaba haciendo Alan, pero un poco extraño porque las clases ya estaban por empezar y a el no le gusta tener ninguna falta, enojada decidí ir al baño a recogerme el cabello, al entrar estaba solo era claro que ya todos estaban en clases, agarre mi pelo en forma de cola de caballo, tome la dona pero accidentalmente se me callo me agache a tomarlo pero una voz familiar me detuvo.
-¿Blanca eres tu? – Era la voz de Alan, rápidamente termine de amarrarme el pelo y empecé a buscarlo afuera del baño, pero no lo encontraba.
- si, si soy yo
-¡Blanca ayúdame! – escuche su voz muy diferente como si estuviera aterrorizado.
-¿Dónde estas? – le conteste preocupada
-estoy en la ultima puerta del baño
Camine por las puertas grises que cubrían el baño, hasta llegar a la ultima, allí estaba Alan como siempre guapo, pero algo diferente tenia en su rostro parecía desesperado y con su voz afirmaba que estaba asustado.
-¿Qué haces tu a qui?
Le mostré con expresión de sorpresa pues como se escondía en los baños de las niñas, aun que al observarlo bien sus ojos me enseñaban que había llorado.
-Blanca… me puedes ver. – me mostró una gran sonrisa
-claro que te puedo ver… aun la televisión no me ha dañado la vista, es por pura suerte – le respondí como si me hubiera echo la pregunta mas tonta de mi vida.
No me di cuenta hacia el abrazo que Alan me estaba dando, grande fue mi sorpresa pues nunca nos aviamos abrazado, así que fue raro responder el cariño que mi amigo me estaba otorgando con desesperación.
-¿Qué te pasa?
Quise saber el porque ese abrazo, pero al quererme responder una amiga nos interrumpió
-Blanca ¿con quien hablas? – se acerco hacia a mi mirando fijamente hacia a Alan.
- con Alan – le respondí, pero ella se empezó a reír, pues me miraba como si estuviera loca, Alan no decía nada ante la respuesta de mi amiga.
-Blanca ya crece, el tiempo de los amigos imaginarios ya pasaron… amiga no existen…- me dejo con la boca abierta – bueno me tengo que ir mi maestro ya entro te veo luego.
Salio corriendo del baño y yo me quede sin habla pues me estaba dando cuenta de que a mi amigo no lo veían a ¡Alan no lo podían ver!, asustada le pregunte apresurada.
-¡Alan no te ven!
El agacho la cabeza hacia el piso con tristeza.
-así es, nadie me ve y tampoco me escucha.
-¿por que? ¿Qué te paso? – tome su cabeza con mis dos manos para que me viera ami.
-es que hice una tontería… creo que fue eso – lo solté pero el aun me veía
-¿Qué dice? ¿Cuál tontería?
-no puedo decírtelo… perdón – me volvió abrazar con más fuerza. Acercó sus labios hacia mi oreja izquierda.
-Blanca tengo miedo… tanto miedo que… - lo interrumpí antes de que dijera una tontería
-¿dime una cosa?
-si ¿Qué? – me soltó y puso sus ojos hacia mi sin parpadear
-¿nadie te puede ver… tampoco no saben quien eres mas que yo?
-si, en pocas palabras no existo para nadie mas que para ti.
¿Porque yo? Me preguntaba pero no era muy importante preguntarle en ese momento, había otras cosas más que teníamos que resolver.
-¿y que vas hacer?
-no lose – se tomaba su pelo negro jalándoselo con preocupación – necesito quedarme en un lugar muy cerca.
Eso me dio una idea, aunque era muy tonta, se lo diría
-bueno, como nadie te ve y supongo, si tu quieres… te llevo a mi casa
Soltó su pelo y con alegría me contesto
-no te molesta una sola noche.
No me pude resistir al mostrarle una sonrisa.
-claro que no… eres mi amigo y creo que tengo que ayudarte en problemas como estas.
Así que me comporte normalmente y entre a todas las clases restantes, que por cierto se me olvido decir que mis clases son en la tarde así que llegamos a mi casa en la noche. Nos sentamos atrás del camión con dos asientos vacíos me senté al lado de la ventana pues me mareo un poco si no recibo viento en los carros y el se sentó a un lado de mi. Algunas personas intentaban sentarse en sima de Alan, pero siempre los molestaba diciendo que “estaba reservado para mi novio”, si que se molestaban, pero Alan se reía por mi malos pretextos. Evitaba hablar con el, pues cuando le preguntaba algo todos me miraban como si estuviera loca, así que disimulaba que estaba sola quedándonos en silencio. Pero era cierto lo que le estaba pasando a mi amigo, el no existía para ninguna persona en este mundo, solo yo sabia que el existía.
Llegamos a la casa y ni siquiera mis padres lo vieron, entramos a mi cuarto, por suerte mi cuarto era muy espacioso.
-Blanca, desearía dormir en el piso necesito descansar así.
Pensé que lo conocía tan bien, pero creo que me equivoque.
-esta bien, creo que en mi ropero tengo algunos cobertores para que duermas mas cómodo.
Acomode la cama-piso aun lado de la mía, pues el temía que yo lo olvidara; que tonto yo nunca lo olvidaría por una buena razón…
-Blanca, ¿vas a cenar?
Los gritos agudos de mi mama me sorprendieron que me pusiera un poco nerviosa.
-si mama… ya boy.
Abrí la puerta, que casi se me olvidaba preguntar a Alan si tenia hambre creo que estaba muy nerviosa. Me regrese y entrecerré la puerta
-¿Alan quieres cenar algo?
Le susurre para que la paredes de mi familia no me escuharán
-la verdad Blanca si como, pero es un alimento muy diferente al tuyo.
Si que cada segundo me sorprendía ese niño y si que era muy raro, luego escuche los pasos de mi mama que se acercaban a mi cuarto.
-ya voy… mama –le grite antes de que entrara a mi cuarto -Alan me tengo que ir, te veo al rato…-me acerque a el con seriedad- ¿seguro que no quieres que te traiga algo para cenar?
-estoy seguro… y corre antes de que te regañe tu mama.
Salí a cenar, mi familia hablaba de su gran día, mientras yo pensaba en una explicación a lo que le pasaba a Alan. Al terminar, tome una rebanada del pastel que mi madre hizo de postre, me levante apresuradamente.
-espera porque tanta prisa y ¿adonde te llevas el pastel? –me detuvo mi hermana tomando mi brazo izquierdo, y madre desconcertada me miro triste.
-perdón pero tengo tanta tarea que prefiero comer este delicioso pastel para relajarme ante la estrés… además me tengo que levantar temprano, tengo muchas cosas que hacer en la mañana.
Mi madre orgullosa ante su hija responsable me contesto:
-ve hija termina tu tarea… pero quiero que no te desveles por favor.
- si mama.
Me aleje de la cocina, tomando un vaso de leche. Al entrar a mi cuarto Alan estaba sentado en mi cama mirando la televisión, cerré la puerta, me acerque a el ofreciéndole el pastel.
-te traje un poco de pastel... es de chocolate – Alan no volteaba, pues sus ojos estaban concentrado en la televisión – también un poco de leche.
-se ve muy delicioso pero no puedo comer eso – me contesto sin mover ningún centímetro su cabeza.
Me levante y deje el pastel y la leche en mi pequeño escritorio, y regrese a sentarme a un lado de el.
-entonces ¿que comes?
Nos quedamos en silencio, escuchando una película de vampiros que veía Alan, al no recibir ninguna respuesta preferí mirarla. Duro unos diez minutos para terminar pues ya estaba en el casi final de la película. Al terminar apago la televisión volteamos los dos para mirarnos.
-si te digo… te asustarías – sonrío de la nada
-por favor nada me asusta… bueno casi nada - intente no verlo a los ojos pues mas nerviosa me ponía.
-bueno si dices no tener miedo… te diré – respiro profundo y con calma respondió – yo no me alimento de carne y no soy vegetariano pues no puedo comer vegetares… para vivir y tener energía tomo… - talvez no quería decirlo pues prefirió mirar la televisión – tomo sangre.
-ja ja – fue mi respuesta, pues ya estaba delirando con todo esto – no puedo creer que me digas eso… no puedes decir que te drogas o algo así.
Me miro y tomo mis mejillas con sus dos manos
-recuerdas que nunca cómo en la escuela y que nunca he aceptado ningún alimento que mis amigos me ofrecen y mas tu.
Hice memoria, era cierto nunca comía, yo pensaba que talvez le gustaba estar a dieta… pero creo que no.
-¡eres un vampiro! – me levante asustada y sin querer ya tenia cubriendo mi cuello con mis manos. Alan se levanto acercándose hacia a mi, me quito las manos del cuello.
-no soy un vampiro… yo solo tomo pocas porciones de sangre, solo para vivir como te dije… no mato a la gente como ellos…además no tengo colmillos – me mostró su perfectos dientes pero ningún colmillo que se asomaran de la boca, mas que los que todos los humanos tenemos.
-la sangre es un liquido muy hermoso… y muy importante tanto para ti como para mi… - soltó mis mano, y se sentó a la silla de mi escritorio con toda seriedad talvez sabia que si mostraba una sonrisa yo ya no le creería nada – si tu no la tienes mueres… si yo no tomo también muero.
Se levanto satisfecho al sacar talvez su mayor secreto.
-no vas a decir nada… o acaso me tienes miedo.
Me empecé a reír a carcajadas.
-crees que te tengo miedo… por favor eres mi amigo y aunque fueras un hombre lobo no me lastimarías ni mi cabello… bueno eso yo creo.
Aproveche el asiento vacío para sentarme, talvez estaba asustada que empecé hacer mi tarea para ignorarlo, y así poder acomodar mis ideas ante esta situación. Pero luego sentí su mano recargando mi hombro derecho con suavidad.
-tienes razón… yo nunca te lastimaría – observo lo que estaba haciendo – ¿es la tarea de contabilidad lo que estas haciendo?
-así es… talvez mañana querrás que salgamos de aquí
-ya que lo mencionas… necesito que me acompañes a la casa de mi tía.
Lo bueno de mi tarea que era muy corta, así que termine muy rápido.
-entonces es hora de dormir…
Me levante, para ir directo a mi cama y quitar a Alan, lo genial de nuestra amistad es que siembre estamos riéndonos de todo asta el mas horrible problema. Se levanto con normalidad, por un momento cerro los ojos por unos cuantos segundos y note que estaba por caerse enzima de mí, pero reacciono y se detuvo en mi cama, y volvió a sentarse.
-¿Qué te pasa?
Lo recargue en mi hombro para que no cayera al piso.
-no es nada… mareos solamente.
Me di cuenta que su mirada esta fija a mis venas que fácilmente se mostraban.
-¿no te has alimentado? – no contesto mordió sus labios y me soltó
-es mejor que ya vallamos a dormir – se quito sus zapatos acostándose a la cama-piso, y cerro los ojos – apaga las luces no puedo dormir sin la oscuridad.
Como iba dejarlo morir, recordé que traía una navaja para sacar punta a los lápices de dibujar, es de mi amiga que estudia dibujo, lo olvido en la escuela y se lo guarde, era perfecto. Me levante y corrí a la mochila esculque los bolsillos hasta que lo encontré, me senté a la cama y tome una sabana para taparme la boca, era peligroso pero talvez es lo que haría por alguien que tanto quieres, corte horizontalmente mi muñeca, mordí la sabana del dolor insoportable de mi herida. Pero al cortarme también grite en mis adentro que escucho Alan y abrió los ojos.
-¿que es lo que estas haciendo? – se veía muy enojado, pero la verdad no me importaba.
-toma, no es mucho y creo que tampoco muy buena pero es algo.
Me quito la sabana que la utilizo como venta para cubrir la herida para que la sangre dejara de salir.
-como crees que tomare la sangre de mi amiga.
-vamos… solo es sangre… no moriré por eso.
No me avía dado cuenta de que el estaba llorando.
-perdón… no quiero lastimarte – me dijo acortando la voz, era como si el nudo de su garganta no dejara que la voz saliera fácilmente.
-yo solo quiero ayudarte… te quiero tanto que no… me gustaría verte sufrir.
Le acerque mi muñeca a sus labios, me miro con una pequeña sonrisa
-gracias… nunca volverás, verme así… - y por varios minutos tomo mi sangre de mi muñeca, creo que fue tanta sangre que perdí que quede mareada cuando el termino, me recostó, trajo la leche y pastel.
-ahora te toca comer algo – solo sonreí y me devore todo, tenia hambre. Al terminar, apago las luces y se acostó, nos quedamos en silencio y solo escuchaba el moviendo del ventilador del techo.
-¿Blanca?
-¿si?
-gracias por todo… buenas noches.
Y nos quedamos en silencio, asta notar que ya estaba dormido, sin querer me sentía tan feliz por lo que le estaba pasando a Alan, y aun no puedo calmar las mariposas que revolotean en mi estomago, no puedo creer que la persona que tanto amo este durmiendo a unos cuantos centímetro de mi.
En la mañana me levante un poco mareada pero podía caminar mas de un kilómetro eso si era seguro, Alan aun dormía así que me cambie, cuando acabe de vestirme lo desperté. Recogí los colchones y nos fuimos. Tomamos un camión que iba en dirección al bosque un poco cerca de la ciudad. Duramos mas de una hora para llegar con su tía, la casa era muy antiguada pero muy grande, aunque los ladrillos era la pintura, era muy bonita, pero extraña. Alan subió los escalones para llegar a la puerta, toco sin tener respuesta pues la puerta se abrió de la nada, yo aun estaba aun metro lejos de los escalones pues mi mente me estaba traicionando con miedos que yo no veía.
-Blanca entra… no te pasara nada.
No quería entrar, escalofríos me cubrían el cuerpo cada vez que me acercaba a las escaleras. Alan se regreso donde estaba parada, tomo mi mano y me jalo para entrar a la casa. Nos detuvimos enfrente de una gran escaleras que decoraban la casa en el centro, pues una viejita estaba bajando para dirigirse con nosotros, su ropa era muy vieja, su vestido largo y rasgado era de color negro, varios hilos colgaban del vestido, sus mangas cubrían hasta las muñecas era todo liso sin ninguna decoración.
-hola… querido nieto, creo que si función el…
Alan corrió para alcanzarla y abrazarla, la señora me miro con sorpresa pero a la vez con felicidad.
-tía quiero hablar contigo, ahora.
La señora cambio su rostro a tristeza y desanimo.
-Blanca… puedes espera aquí, descansa en la sala.
Se fueron a un pequeño cuarto que se encontraba enfrente de la sala, la puerta era muy roja, parecía haberse pintado con sangre. Si que se tardaron porque las fotos que decoraban la casa eran miles y observe cada una de ellas, eran muy viejas pues la mayoría eran de blanco y negro, era seguro que era la familia de Alan. Al mirarlo en una foto, sentado en la sala donde yo estaba, observe que era delgado, pálido, su cabello cubría un poco el rostro y su cuello muy lacio y de un color muy oscuro, así se veía por su palidez en su rostro, sus ojos grises era lo mas extraño de el, pero en su familia era muy normal pues todos tenían el mismo color de ojos, aunque eran diferente a el en otros aspecto físicos eran mas gorditos con un color de pelo que no podía descifrar pues negro no era, y la tía con su cabello quebrado con un color rojizo. Quise tocar su imagen pero fui interrumpida por Alan.
-vámonos Blanca.
Me jalo y empezamos a caminar con mucha prisa, su tía salia corriendo de la puerta, toco su hombro.
-Alan, espera, no te vayas… todavía no terminamos con este problema.
-no… tía suéltame, tengo que pensar las cosas antes de hacer una tontería y solucionar el problema.
Si que estaba molesto, pero su tía estaba llorando pues las lagrimas no dejaban de salir.
-¿Por qué tienes que pensarlo? – le hablaba mientras salíamos dándole la espalda.
Me llevo a la cochera, donde se encontraba un auto oscuro, era nuevo pues el olor a nuevo, se olía antes de entrar a los asientos.
-¡súbete!…
Nos subimos y arranco el auto, su tía salió corriendo gritándole:
-¡Alan esta es tu realidad!
Paro el auto enfrente de ella, por unos segundos agacho la cabeza, se quedo observando los frenos, movió la cabeza negando antes sus pensamientos, miro al frente y esquivo a su tía, íbamos a una alta velocidad que nos adentrábamos mas al bosque, solo árboles y pequeños animales veía; quería saber a donde íbamos así que me atreví a preguntarle.
-¿Alan? – noto que estaba asustada ante su comportamiento
-perdóname por verme así… -curve mis labios para no darle más problemas.
-solo quiero saber… bueno ¿adonde vamos?
Antes de contestarme paro el auto enfrente de una cabaña. Se notaba que era la única en el lugar, la cabaña tenia el techo de forma “V” volteado cubierto de tejas de un color café muy oscuro, era de dos pisos y en el camino que nos llevaba directo a la puerta principal estaba cubierto de piedras incrustadas en la tierra, la rodeaba de árboles y hermosas flores moradas que la cubrían como serpientes queriendo entrar a las grandes ventanas decoradas de unas elegantes cortinas blancas y trasparentes. Solo escuchaba el cantar de los pájaros por el alrededor.
-quiero enseñarte este lugar – me interrumpió Alan, mientras salía del vehiculo.
Me llevo a la puerta tomando de mi mano como si fuera un niño de 6 años, saco la llave, abrió y entramos a la extraña cabaña. Adentro tenia la decoración un parecido a la casa de su tía, llena de fotos antiguas una sala muy vieja pero muy cómoda, cruzamos la cocina para llegar a la parte de atrás, si que era muy hermoso, a unos cuantos metros de la cabaña se encontraba un pequeño lago enfrente del lugar pero era un lago muy raro pues tenia una pequeña cascada, pero no tenia el agua donde salir mas que quedarse allí, el agua si que era muy trasparente que podía verse los peces de colores que vivían en el y note como el sol y la cascada chocaban para formar un arco iris que brillaba demasiado, era mas un jardín que un bosque pues estaba cubierto de flores de casi todos los colores, algunos árboles con sus hojas alargadas que parecía que lloraban, pero el viento que los rodeaban se movían con mucha gracias pareciera que estuvieran bailando, se movían alrededor del lago. Me que paralizada pues nunca había salido de la ciudad para ver algo así.
-Ven Blanca, siéntate en estas piedras conmigo – no me había dado cuenta que Alan ya estaba en la horilla del lago sentado en una gran roca. Camine hacia el con cautela, me ayudo a sentarme en las lisas piedras. Alan observo por mucho tiempo la caída del agua de la cascada que estaba enfrente de nosotros, por un instante volteo a verme y me abrazo, acerco sus labios a mi oreja, y me susurro.
-Blanca… puedes creer que soy un gran idiota.
Lo mire con enojo por como se consideraba el mismo.
-¿Por qué dices eso de ti?
Solo sonrío, tomo una piedra y la aventó al lago. Luego volvió hacia a mi.
-¿sabes manejar?
-si… se manejar pero ¿Por qué…?
Tapo mi boca cubriéndolo con su mano.
-Blanca quiero que te vallas, toma el auto y vete por favor – saco las llaves y me las entrego – te suplico de que no me olvides, tu y mi tía son las únicas que saben que existo.
Toque su hombro era lo único que podía yo hacer.
-¿pero porque dices eso… yo nunca te voy a olvidar?
-no entiendes… hay cosas que no debes saber y es mejor que ya no nos veamos por un tiempo.
No quería hacerlo sufrir por mis deseos de verlo otra vez, así que acepte su deseo.
-esta bien… - pensé al respecto de que ya no iba a estar con el, eso hizo que una lagrima se me saliera. El me limpio la lágrima, beso mi mejilla con suavidad.
-pero no estés triste… si me necesitas puedes venir aquí, yo siempre estaré en esta cabaña.
Le conteste con una sonrisa disimulada.
-entonces vendré todos lo días…
-no… solo cuando en verdad me necesites… yo quiero estar solo, quisiera que tu también me olvides… aunque me duela por que eres mi amiga.
Estaba muy seria y el nudo en mi garganta me apretaba mas, que mejor tome mis manos y me apreté el rostro para no llorar enfrente de el.
-no quiero quedar mal contigo… Blanca… pero no quiero verte más sufrir por mi culpa.
Nos levantamos y lo abrase tan fuerte, no quería dejarlo solo, no estaba en mis sentido y eso hizo que hiciera una gran tontería.
-Alan… por más que lo desees yo nunca te olvidare… por que te amo.
Cuando lo dije me sentí una entupida que lo solté rápidamente y Salí corriendo de la cabaña, abrí el auto y lo empecé a andar. Mire atrás si talvez el me seguía pero no… no había nadie, que preferí arrancar el auto a mas velocidad, al ver que la cabaña ya había desaparecido, me detuve, mire el camino hacia la ciudad, por unos cuantos segundos apreté con fuerza el volante y recargue mi cabeza en ella para llorar del dolor y vergüenza en que estaba pasando.
Y ahora solo estoy aquí sentada en un salón, en el mismo taller todo era igual, porque nadie sabia de la existencia de Alan, pero para mi era un gran hueco al no verlo y han pasado solo dos semanas, pero ninguna noticia de el. Nunca supe que era lo que le estaba sucediendo. Antes de que la maestra entrara me llego un mensaje, el numero era desconocido pues no marcaba los números.
BLANCA: QUIERO HABLAR CONTIGO TE VERE A LAS 7:00PM EN MI CASA… ESPERO QUE VAYAR ES MUY URGENE (TIA DE ALAN).
Era mi decisión ir con ella, pero era un problema, Alan me dejo en claro que no fuera a verlo, aunque talvez sea muy importante además no voy hablar con el sino con su tía, tendré que ir, quiero saber, como ha estado Alan.
Por una parte deseaba que las clases terminaran muy tarde para tenerlo de pretexto para no ir con la tía, no quería meterme en problemas con Alan, pero mi mala suerte salimos temprano. Ya es la hora, ni siquiera toque la puerta pues se me adelanto y se abrió sola…
No puedo creer lo que me paso ayer con la tía de Alan, pues al entrar la viejita ya me esperaba sentada en la sala, con tazas de te de color blanco pero con pequeñas flores rosas que se unían alrededor de la taza. Estaba sirviendo a varias tazas, al centro unos pequeños panecillos decoraba la mesa.
-por favor, Blanca siéntate.
Me dijo en cuanto me vio, se encontraba un poco desesperada, me acerque y me senté en un sofá que ya me había preparado para estar al lado izquierdo de ella. Absorbió un poco de te. Teniendo los ojos puestos en el sofá de enfrente. Paso varios minutos para reaccionar y ponerlos en mí.
-pero Blanca, toma un poco de te, es delicioso, yo misma lo prepare para ti.
Tome con cuidado la taza provee el líquido, la verdad es que si estaba delicioso, nunca había probado algo así, pues cada trago sentía como mi cuerpo se relajaba y descansaba.
-¿Blanca?
-si – la mire con tranquilidad pues el te me provocaba mucha relajación.
-te preguntaras, porque te cite.
Volví a tomar otro poco de te.
-Alan esta en peligro.
Me agarro con el te en la garganta, hizo que empezara a toser tanto que la señora se preocupo al ver que no dejaba de toser que me dio pequeños golpes en la espalda.
-¿Qué quiere decir de que Alan esta en peligro? – le dije mientras se calmaba la tos.
-te contare un secreto, pero prométeme que no dirás nada a nadie y ni siquiera a Alan, pues creo que el y tu podrían morir por odio… el deseo de la venganza.
Olvide la taza que la deje en la mesa y me sostuve en el mango del sofá.
-¿Qué trata de decir?
-Blanca… toda la familia de Alan somos hechiceros.
Si que me quede con la boca abierta, eso me hizo responder un poco sobre Alan, que me hizo sonreír a la respuesta.
-señora… creo ahora saber porque le paso esto a Alan.
La señora se asusto ante mi respuesta pero a la vez se sorprendo.
-¿Qué crees que le haya pasado?
“claro” con una sonrisa, le conteste,
-creo que un hechicero desea matar a toda su familia y como yo conozco muy bien a su sobrino talvez ya me ha visto y quiere también desaparecerme.
Se que era una tontería lo que decía, pero era la única respuesta a lo que estaba pasando, aunque no quería morir.
La señora movió la cabeza negando ante mi teoría, que hizo una mueca de disgusto, pero luego abrió los ojos quedándose en sus pensamientos.
-señora, disculpe…
Me interrumpió
-no, no… miento.
- no la entiendo – si que ya estaba confundida ante su reacción.
-te contare, si es cierto de que un maligno hechicero quiere… mejor dicho quiso matar a esta familia; esta persona tiene una hija, ha de tener tu edad, pero ella no solo desea tener los poderes de Alan si no que desea vengarse.
-¿venganza?
-así es… la madre de Alan peleo contra ese hechicero, ambos crearon espadas de sangre, esas armas son muy peligrosas… cuando cruzan el corazón absorben toda la sangre del cuerpo hasta matarlos… lo malo fue que los dos al mismo tiempo se traspasaron las espadas en sus corazones… y murieron. Alan presencio la muerte de su madre que era su única familia, es por eso que trata de llamar la atención de todos… si te has fijado.
-pero usted es su tía... le respondí ante lo que dijo al final.
-no solo soy la amiga de su madre… pero le prometí a su madre que yo lo cuidaría hasta que el me dejara de necesitar, y el me considero como su tía.
-pero ¿que pasa con la hija del hechicero?
-solo yo se que ese hechicero tenia una hija… pero pensé que habría muerto, por que al igual que Alan ella no tenia ningún familiar… estaría sola… y hace dos semanas llego aquí… y las únicas palabras de ella fueron “lastimare y matare al hechicero mas fuerte de esta pequeña familia”.
Si me dio mas miedo de lo que me había pensado con anterioridad, no podría creer lo que le iba a pasar a Alan. Tenia que decir algo al respecto sobre esta pequeña historia.
-¿señora?
-por favor… dime Alejandra
-bueno… Alejandra, a lo que puedo llegar a conclusión es que esa hechicera le hizo algo a Alan para que dejara de existir.
Note que Alejandra se mordía los labios de los nervios, luego suspiro tomando un poco de te.
-si… este hechizo provoca a Alan que ya no exista.
-pero ¿Cómo para mi si existe? – quería saber porque a mi, lo que le hizo a Alan no funciono conmigo. A esa pregunta Alejandra sonrío por un momento.
-están fácil contestar esa pregunta… Alan es muy importante para ti, y ningún encantamiento podrá borrar a mi sobrino de tu mente.
No quitaba su mirada en mi, si que me puse temblorosa, que ella lo noto y prefirió tomar mi mano apretándolas suavemente con las suyas.
-yo se que tu amas a Alan… eso se nota a simple vista.
No supe que decirle, era un secreto que nadie se había dado cuenta y menos yo lo había comentado con alguien. Me sonroje y las mariposas empezaron a golpear mi estomago pero eran un montón de cosquillas que solo me golpeaban en un silencio profundo.
-Blanca, no te preocupes no le diré a nadie… solo quiero que tu me digas que es cierto.
Solo era la tía de Alan, pero me daba mucha pena decir lo que sentía por alguien, me mordía los labios y me apresure a contestarle.
-si – fue lo único que pude contestarle.
Pero entonces reaccione y solté sus manos para tronármelas porque el ya lo sabia… pero tal vez ese día fue confuso, tal vez el mal interpreto mi palabra como te amo querido hermano, eso es lo que deseo que el piense.
-¿Alejandra?
Ella tomo un panecillo y volteo haberme con toda tranquilidad y yo aun no podía quitarme los nervios.
-entonces ¿Alan ya lo sabe?
Alejandra mordió el panecillo cerro los ojos como si disfrutara del sabor del pan.
-no… ni te preocupes por eso, mi sobrino es muy distraído y piensa que lo ves por que eres su mejor amiga… te considera como su familia.
Sentí un gran alivio por lo que me dijo Alejandra, pero a la vez me dolía saber que me quería como su hermana menor eso era muy seguro al cariño que el me tenia.
-¿Blanca? ¿Blanca?
No me di cuenta que estaba quieta sin parpadear al quedarme pensando en esto, eso hizo que Alejandra me tronara los dedos enfrente de mis ojos para reaccionar.
-si, si que pasa – le conteste rápidamente después del chasquido
-te estoy diciendo todo esto, porque la hechicera esta cumpliendo su deseo de venganza… enamoro a Alan y no se cuando lo matara… y si, ya se lo he dicho a el pero el amor te hace pensar en tontería… el no cree en lo que le digo.
Se quedo en silencio era obvio que resistía no llorar, y poder terminar con la conversación con migo de una vez. Volvió a sostener mis manos.
-Blanca te necesito y mucho
-pero que puedo yo hacer.
Mire el piso con tristeza pues era lógico que una niña tan tonta como yo pueda salvarlo. Alejandra soltó mis manos para tomar mi rostro y mirarla frente a frente.
-mi querida niña tu puedes hacer muchas cosas eres tan especial.
-pero yo no soy hechicera y mira mis brazos soy mas débil que un conejo.
Alejandra arrugo su rostro parecía mas bien que se había molestado.
-no pienses en eso, la verdad es que eres humana… un humano puede sentir un amor muy especial por alguien que puede hacer hasta el poder de protegerlo… aun que no seas una hechicera…
La verdad no me convenció, pero disimule a verle creído no quería verla desanimada por mi culpa. Pero intentare salvarlo are lo que pueda.
-dime Alejandra, como puedo yo ayudar.
La vieja veía en mi mucha esperanza en salvar a su sobrino que empezó a acariciar mi pelo con tanta suavidad.
-quiero que desde mañana vallas a la cabaña.
-pero la hechicera puede que este allí y me llegue a matar.
Era el miedo que tenia, al verla.
-no le tengas miedo, crees que Alan dejaría que ella te lastime, por mas que el la ame, te protegerá.
Alejandra no podía mas aguantar el dolor y empezó a llorar.
-yo quisiera ayudarlo yo daría la vida si es posible, pero no valdría morir por el pues al final el único poderoso en esta familia es el y solo el podrá vencerla tan fácilmente.
Me levante junto con ella y la abrase, y escuche solo el susurro de Alejandra
-y además Alan no me deja que lo ayude desde hace mas de un año… pero tu Blanca, tu puedes hacer que el se salve y tu también.
-Alejandra te prometo que are todo por el y también por ti.
Le sonreí al separarnos pero no soporte llorar junto con ella, en ese instante la puerta empezó a sonar.
-no espero a ninguna visita… espero que no sea ella – me miro muy asustada.
Fue ella sola y abrió la puerta, por suerte era Alan, entro a la sala y claro se sorprendió al verme.
-Blanca ¿Qué haces tú aquí?
Alejandra me empezó hacer de señas que guardara silencio ante la conversación que tuve con ella. Me acerque a el a una distancia muy larga para que no notara mis nervios.
-a… solo vine a verte, solo quería saber como estabas.
Fijo su mirada en mi ojos con extrañes, pero luego sonrío.
-bueno estoy bien gracias por venir.
Me abrazo sin pedirme permiso y sin que escuchara su tía me susurro.
-te extrañe Blanca y mucho.
Me puse mas nerviosa pues me llego otravez lo que le dije, pero por suerte mi celular empezó a sonar y tuve que soltarme de el. Tome el celular era mi mama pues ya quería que estuviera en la casa.
-tengo que irme… lo siento.
-esta bien
Me acompaño a la puerta, sin decirle ninguna palabra a su tía.
-¿Blanca?
Tenía el rostro agachado, no quería verlo pero tenía que hacerlo y voltee para concentrarme en su pelo, no tenia que ver sus ojos por que mas nerviosa me ponía, y le sonreí para disimular.
-¿si? – toco el contorno de mi ojo derecho con suavidad
-¿lloraste?
Empecé hacer pequeñas risitas. Que a el le molestaron un poco pero era lo único que poda hacer.
-hay… como crees Alan, solo tengo mucho sueño…- bostece disimuladamente- últimamente he tenido que dormirme muy tarde por las tareas, tu sabes.
Observe la salida por un momento y preferí volver a verlo, medí media vuelta y allí estaba parado a unos cuantos centímetros de mi cuerpo mirándome sin parpadear.
-bueno ya me voy.
-esta bien, te veré pronto.
Empecé a caminar lo mas rápido que pude, solo sentí que tomo mi mano derecho jalándome suavemente hacia a el.
-por cierto, en la casa de mi tía casi no me encuentras ya aviamos acordado que si me necesitaras estaría en la cabaña todo los días.
Me sonrío tanto que la verdad ya tenia tiempo que no lo vía así.
-bueno, es mejor que ya te vallas, porque en estos lugares entre mas noche se haga mas peligroso es para ti. Cuídate.
Solo le respondí ante su burla y camine a tomar el autobús. Estoy decidía a salvarlo por más que me cueste la vida. Así que hoy iré con el…
Ya ha pasado más de un año, y pasaron tantas cosas que se me olvido completamente esta pequeña libreta color roja que solo sirve para tomar notas pero para mi es como un diario, que ha protegido mis más grandes secretos y me ha ayudado a reflexionar en este problema. Así que terminare con lo que paso después de la conversación con Alejandra, porque aunque haya pasado más de un año me acuerdo perfectamente lo que paso.
Ese día estaba en la escuela y si que era mi semana de mala suerte por que otra vez las clases terminaron temprano. Así que no tenia nada que decir ante la negación de ir con el.
Así que tuve que ir a su cabaña, el autobús me dejo enfrente de esta, respire profundo y camine hacia la puerta pensando de no ponerme nerviosa.
Alan me abrió la puerta, si que se volvió a sorprender cuando me vio.
-¡Blanca ¿Qué haces aquí?!
La verdad me enoje ante la pregunta, pero rápidamente me hizo pasar.
-¿esperabas a otra persona? – eso notaba ante sus sorpresa.
Acaricio mi pelo, si que estaba muy diferente pero me gustaba que me tratara como una amiga, no como su amigo.
-no, niña… no esperaba a nadie es por eso que estoy sorprendido… ¿pero a que viniste?
Muy buena pregunta y la verdad no sabia que decir, me aferre apretar mis manos para sacar una idea.
-a ya quieres que me valla. – fue lo único que pude decirle.
Pero empezó a mover la cabeza negando ante mi respuesta
-no, es que como ayer nos vimos, pensé que no vendrías a visitarme por un largo tiempo.
-es que la verdad te echo de menos… la escuela sin ti es aburrida.
Con una sonrisa traviesa Alan me contesto.
-¿me extrañaste Blanca?
Le sonreí un poco y no pude aguantar no sonrojarme por su pregunta
-dime ¿me extrañaste? … o no
Al terminar la palabra se puso muy serio, y toco mi mejilla con la suavidad de sus manos.
-bueno esta bien… si te extrañe
Me abrazo, luego tomo mi mano llevándome a la cocina.
-ven te quiero enseñar algo…
Tomo un listón antes de llegar a la puerta trasera que estaba en la cocina y tapo mis ojos.
-¿no ves nada?
-no veo nada, pero ¿Qué me quieres mostrar? – no me gustan las sorpresas y el listón si que no me dejaba ver nada, solo su mismo color.
-tienes que esperar.
La verdad soy demasiada precipitada y antes de decirme que tuviera cuidado con el escalón ya me había caído por el golpe que me hice en mi pierna. Alan me cargo como un bebe en sus brazos.
-será mejor que te lleve así.
A unos cuantos pasos escuche varias vocecitas que se reían, eso si que me asusto.
-¿Qué pasa Alan?
El no contestaba solo reía, me sentó en una piedra y empezó a desamarrar el listón.
-¿esta lista?
-si
Me quito el listón y solo vi, el pequeño lago brillante y la hermosa cascada, mire a Alan.
-¿Qué es lo que me quieres mostrar?
Volví a escuchar las risitas, me asusto tanto que me levante rápidamente para protegerme en los brazos de Alan.
-¿Qué es lo que esta pasando? – lo mire seriamente mientras me soltaba de el.
-Blanca no te asustes, observa bien el lago.
Observe el lago, unas brillantes burbujas salían de agua, los árboles empezaban a baliar con ellas, salían tantas burbujas que cubrían todo el jardín, pero las voces mas se escuchaban pero esta vez a nuestro alrededor. Entre ellas se escuchaba una suave melodía.
-Alan ¿Qué es esto?... están hermoso.
Me miro, muy sonriente, luego se acerco al agua y la toco con sus manos.
-listo, ven Blanca… acércate.
Con cuidado me acerque a el, Alan dio un paso al agua, me quede maravillada al ver que el pie no se hundía, empezó a caminar sobre el agua, si que tenia la boca abierta al verlo caminar libremente enzima del agua. Luego se acerco a la horilla y tomo mis manos jalándome a el suavemente.
-ven Blanca… ven conmigo.
-pero, yo no puedo hacerlo – me desanime al ver que podía hacer cosas tan maravillosas. Pero el solo me sonrío con mucha confianza.
-confía en mi…
Con temor puse el pie derecho en el agua y sentí que flotaba sobre ella, me llevo al centro del lago, y allí la melodía era más fuerte. Las burbujas se movían a nuestro alrededor en forma de espiral y el centro éramos nosotros, era tan bello que quería tener una cámara y guardarla por siempre. Luego note que Alan se acercaba más ami, sin soltar mis manos.
-Blanca ¿quieres bailar conmigo?
Me aleje un poco de el, sentí como mis manos temblaban de las mariposas que se expandían en mi cuerpo al tocarlo.
-quisiera pero… no se bailar.
-yo te enseñare… - se acerco mas ami, puso mis brazos sobre sus hombros, como si lo estuviera abrazando habitualmente, nos movimos de un lado alrededor de la espiral de burbujas, pero al concentrarme a mis pies para no pisarlo me equivoque y lo pise, solo escuche de el “aush”
-lo siento…lo siento – me puse mas nerviosa, pero el solo sonrío
-concentra tu vista en mi… mira mis ojos… solo mis ojos y confía en mi.
Agache la cabeza de pena con una sonrisa pero luego solo mire sus ojos grises que cambiaban a blancos.
-Blanca… tu sabes que te quiero mas que una amiga… -observe que me hablaba muy enserio, y sabia que me quería como su hermana.
-si lose… como una hermana –sonrío ante mi respuesta pero aguardo silencio y solo suspiro, pero cayo.
Después de varios minutos ya podía bailar sin pisarlo cerré los ojos recargando mi cabeza en su hombro derecho. Al abrir mis ojos, las burbujas empezaron a explotar pero de ellas unas pequeñas hadas de tamaño de mi dedo índice aparecieron de las luces que cubrían la burbuja, mire a Alan con una sonrisa.
-¿te gustan las hadas?
-claro, son tan hermosas – si que era un sueño por lo que me estaba pasando esa tarde. Pues por toda la tarde bailamos sin parar y sin dejarnos de mirar, pero al anochecer, me tuve que ir, me acompaño hacia la parada del autobús, en ese minutos de espera platicábamos sobre las cosas que habíamos pasado en la escuela.
Pasaron más de ocho días de que iba a visitarlo por todas las tardes jugábamos y platicábamos como siempre lo que habíamos hecho en la escuela. Pero un domingo fui en la tarde como de costumbre a la cabaña, pero ese día fue diferente porque por primera vez conocí a su novia, allí estaba la hechicera, si que era muy hermosa, pelo largo y quebrado con un color dorado que brillaba demasiado, su piel pálida y muy delgada, si no me la hubiera presentado la hubiera considerado como su hermana, pues si que tenían un gran parecido, pero lo único diferente de ella fueron sus lentes, si que le fallaba la vista pero sus ojos color verdosos se notaban muy brillantes en el vidrio de los lentes. Ese día estuve solo por un corto tiempo pues no soportaba verlos juntos. Eso nunca me había pasado con sus otras novias, siempre me llevaba también con ellas que al final llegábamos a ser amigas.
-hola, pequeña niña – me abrazo cuando Alan dijo mi nombre.
-Blanca… ella es mi novia… Angélica.
Su novia lo interrumpió antes de decirme algo
-Alan me ha contado muchas cosas de ti.
-¿Qué cosas? – que tanto le abra dicho el de mi.
-que eres una chica muy lista y una gran amiga –acaricio mi pelo dándole forma de espiral- espero que también seas mi amiga o mas que eso… una hermana.
Yo solo sonreí ante su petición pero luego me despedí de ellos. Si que el nudo en mi garganta me apretada mas en un solo minuto. Me senté en la silla que Alan me había puesto para no estar parada esperando el autobús, mire de reojo la cabaña y vi, como Alan corría hacia ami.
-¡Blanca! Espera…
El autobús se detuvo enfrente de mí, abrió la puerta, quería correr al asiento de atrás, pero le di la espalda y lo espere.
-Alan ¡me hiciste perder el autobús! –si que se le fue el oxigeno que tuvo que respirar varias beses para responder.
-lo siento… es que quería darte eso.
Busco en sus bolsillos del pantalón y saco de ellos un dije de forma de luna menguante con una hermosa hada sentada enzima cubierta toda de plateado.
-¡que hermosa! –de seguro pediría mi opinión, para ver si le gustaría a Angélica.
-que bueno que te gusta… pues quiero dártelo… pero nunca te lo quites.
Un regalo de el para mi, nunca lo perdería, deslizo la cadena entre mi cuello con delicadeza, y volvió a fijar sus ojos en mi rostro, después de unos segundos sonrío.
-no se porque… pero te ves muy hermosa en esta noche.
Me sonroje y solo sonrío un poco.
-por cierto, Angélica desea, pero claro si tu puedes, venir a cenar mañana con nosotros.
Muy dentro de mí quería decirle que no, sin embargo la conciencia no me dejaría en paz en todo el día así que acepte ante su invitación. Me hizo compañía hasta llegar el autobús.
-adiós… te veré mañana entonces… recuerda a las 8:00pm.
Y así paso esa noche cuando me despedí de el, al llegar a mi habitación me acosté para dormir, pero no podía, los sueños jugaban con mis sentimientos, veía como Angélica arrancaba del pecho de Alan su corazón destruyéndolo mientras yo no podía mover ni un dedo, solo lloraba ante su destrucción. Me desperté cuando el desapareció en mis sueños, eran las 4:30 de la mañana aun no salía el sol, respire profundo y limpie mis lagrimas, una sombra interrumpió mi sufrimiento, se notaba en mi pared me asome de mi ventana que estaba abierta, entre algunos árboles que estaban enfrente de mi casa una mujer tenia su rostro fijo en mi ventana, rasgue mis ojos para ver si no era mis ojos que creaban eso, y era eso la mujer ya no estaba, eso yo me hice creer.
Intente dormir pero ya no podía, en la mañana intente descansar un poco antes de ir a la escuela, por la tarde teníamos unos cuantos minutos de descanso, estaba platicando con mis amigas a unas cuantos metros de la entrada de la escuela. Eso me dio curiosidad de mirar de reojo la entrada entre platica, mire sorprendida que Angélica venia entrando, me di cuenta que su mirada iba directo hacia a mi. Todos los chicos que la veían la admiraban ante su belleza, e intentaban hablarle para conquistarla pero de parte de ella solo eran las paredes que no les interesaban, mis amigas se morían de envía al verla pero son muy positivas y eso no les afecto tanto, llego conmigo mostró una sonrisa.
-hola… Blanca ¿Cómo dormiste esta noche?
Me abrazo con gran emoción, solo me sorprendí ante la pregunta.
-bien… gracias por preguntar.
-Blanca quiero hablar contigo –miro a mis amigas con seriedad.
-a solas por favor.
Todas la miraron enojadas y se despidieron de mí.
-te vemos en el salón.
-si, las veré allí.
Al desaparecer mis amigas de nuestra vista, tomo mi mano con fuerza que empece a sentir que tenía fuego en la muñeca, eso hizo que me soltara rápidamente de ella.
-¿Qué te pasa Angélica? – le grite mientras me acariciaba mi mano.
-solo vine a decirte, que eres una idiota, eres… tan entupida.
No dejaba de reír, tomo los lentes que tenia y se los quito.
-¿puedes ver? – señale sus lentes.
-claro… puedo ver mas bien que tu…- cambio su voz a enojo- se que tu amas a Alan lo se perfectamente.
-y eso que te importa – le conteste ante su comentario.
-la verdad no me importa eso, solo vine a decirte que no te ilusiones tanto por el, por que sino te has dado cuenta el esta completamente enamorado de mi.
-eso lo se desde antes de que tu aparecieras… yo se que el nunca me va amar.
El sufrimiento en mi corazón quería salir enfrente de ella, pero no quería verla disfrutar mientras me observaba como lloraba.
-también se que tu… eres una hechicera una maldita bruja.
Borro la sonrisa y apretó sus uñas en mis mejillas con fuerza hasta que traspaso mi piel para que mi sangre cubriera sus dedos.
-así es… pero esta bruja se quedo con tu corazón…
Me soltó con la sangre entre sus manos entre risas saco de su bolso un pañuelo y limpio su mano.
-bueno Blanquita… querida amiga te veré esta noche.
Limpio con fuerza el rasguño de mi mejilla y tiro el pañuelo a la basura, y se fue con una sonrisa. La sangre a un salía y corrí mejor al baño para limpiarme y apagar el dolor de fuego en mi mano, por mala suerte mis amigas alcanzaron ver mis heridas que llegaron conmigo y me curaron.
-Blanca ¿estas bien?
Quería confiar mi secreto con ellas pero no podía, eran mis amigas y no quería arriesgarla por que sabía que me defenderían.
-te rasguño es maldita
Gritaba una mientras observaba como ponían el alcohol en el rasguño.
En ese momento, mis sentimientos estaban revueltos, no sabía que iba hacer cuando la viera.
Las ocho de la noche, tenía miedo pero hice lo posible para entrar, pero antes de tocar la puerta un mensaje de Alejandra me llego:
BLANCA TEN CUIDADO ESTA NOCHE, NO TRATES DE DARLE LA ESPALDA A ALAN NI POR UN SEGUNDO… POR FAVOR.
Por suerte aun no llegaba Angélica, nos sentamos en la sala de la cabaña.
-gracias por venir… -me decía Alan mientras nos sentábamos en diferentes sillones.
-y… ¿Angélica todavía no ha llegado?
-ahorita viene, fue a comprar varias cosas, se sentía incompleta – se notaba muy serio.
Quería decirle todo lo que pasaba, pero no podía que mis voz saliera, así que solo el silencio entre los dos nos encontrábamos, de un instante se levanto y se dirigió a la cocina y trajo te, el cual me invito, tomamos varios tragos hasta que el noto mi mejilla rasguñada.
-¿Qué te paso en la mejilla? – se acerco asustado, quiso tocar mi herida pero me aparte de el, así que se regreso a su asiento.
-ha esto, me raspe con la navaja de mi amiga… estábamos jugando y se nos paso varias veces.
-me preocupa que juegues esas cosas con tu amiga… - se quedo en sus pensamientos, mirando el piso y luego la aparto para verme.
-Blanca…
Fue interrumpió por Angélica, bestia un hermoso vestido color negro, escotado, le llegaba debajo de la rodilla, pero si que brillaba, me preguntaba si talvez era una Actriz. Me enoje cuando corrió hipócritamente a abrazarme.
-OH, Blanca que bueno que viniste, esta noche será perfecta contigo linda.
Luego corrió a la cocina y trajo tres tazas de café.
-bueno tomen antes de cenar – no las entrego, pero yo no quería ya estaba satisfecha con el te que Alan me había dado, pero Angélica insistió hasta que tome la taza. Tome después de Alan, sentí como el dulce café caliente recorría entre mi pecho, y mataba la mariposas que cubría mi estomago eso era bueno, para mi, pues en ese instante Alan empezó a toser descontroladamente, que cayo al suelo, muerto, y solo mire como la taza se rompía en mil pedazos, me levante asustada y tome parte del cuerpo de Alan golpeando con suavidad sus mejillas.
-¡Alan despierta!... – luego me dirige con Angélica - ¿Qué le hiciste?
Ella solo reía como siempre.
-que tonto es Alan, como pudo caer con eso, no te preocupes Blanca solo esta desmayado por ahora.
Yo también empecé a sentir mucho tos, mi cuerpo estaba mas cansado hasta que no pude aguantarlo y caí enzima de el cerrando los ojos.
Al despertar aun era de noche, y me encontraba colgada a mas de tres metros enzima del centro del lago, las ramas envolvían mi estomago, intente moverme para zafarme pero las ramas mas me apretaban.
-yo que tu no intentaría soltarme de esas ramas.
Gracias a la luz de la luna llena, podía ver perfectamente a Angélica que caminaba sobre el agua hacia ami.
-y… Alan ¿Dónde esta?
La mire furiosa, ya no tenia remedio para salvarme, pero talvez el si, ella señalo un gran árbol que estaba a un lado de la cascada, se entrelazaba con ella, mire el tronco y quede sorprendida al ver parte de su cuerpo de Alan, parecía que el árbol lo adsorbía. Pero su cabeza a un no tocaba el tronco.
-¡Angélica… suelta a Blanca déjala ir!, ella no tiene que ver con esto.
Ella voltio hacia a el.
-ay Alan, Blanca tiene mucho que ver.
Las ramas soltaron mi estomago y caí al agua, no me había fijado que estaba muy profundo, que me sumergí en la profundidad pues para mi mala suerte nunca había aprendido a nadar, del miedo gritaba de desesperación para que me salvaran, morir en el agua era mi peor pesadilla. Alcanzaba a ver como Alan intentaba salir del árbol pero era imposible, una vez rendida las ramas tomaron mis brazos y en forma de “T” me levantaron otra vez.
Angélica se acerco a Alan, saco de su espalda una espada con la hoja recta, pero muy brillante pues era ver la luz del sol.
-recuerdas esta hermosa arma… - acaricio el arma en el pecho de Alan con orgullo.
-es el mismo hechizo que tu padre utilizo con mi madre – ella rasguño con sus uñas su brazo.
-claro que no… fue tu madre – se alejo un poco de el.
-vamos mi amor… dile todo a Blanca, cuéntale tu gran secreto… dile el porque no existes para tus amigos y solo para ella.
El me miro con tristeza, luego negó con la cabeza ante el comentario de Angélica.
-bueno si tu no le dices se lo diré yo.
Alan empezó a gritarle diciéndole que no me contara nada. Pero Angélica regreso con el, tapo su boca con suavidad.
-te puedes callar mi amor.
Cerro los ojos por unos cuantos segundo y cuando las abrió quito su mano, pero los labios de Alan estaba cosidos de un hilo muy grueso color negro, pero los positos, de talvez la aguja que le haya pasado o lo que sea desangraba sin parar.
-así esta mejor, que lindo te ves Alan así.
Beso sus labios cubiertos de sangre, yo quería hablar pero mis labios no respondían, pero mis lágrimas no paraban de salir.
-bueno Blanca… escucha, tus sabes perfectamente que Alan es un hechicero, sabes que todas su familia o la que fue también lo era.
Mis labios tomaron fuerza con el coraje que le tenía y no iba a guardármelo.
-si, lose y se que tu también lo eres y deseas matarlo… se que tu le hiciste este hechizo.
Angélica caminaba más hacia ami, y empezó a aplaudir.
-que bien informada estas, pero el hechizo de no existir que tu dices, no lo hice yo, lo hizo su tía o el, y sabes ¿Qué tipo de hechizo es realmente?
Alan se jaloneaba al querer salir del tronco, yo solo escuchaba lo que esa bruja me decía sin moverme.
-es el hechizo del verdadero amor… en donde solamente la persona que en verdad lo ama, no le hará efecto ese hechizo… por sorpresa esa persona… ese verdadero amor de Alan… eres tu.
Al escuchar eso mire con triste a Alan pero a la vez confundida pues Alejandra me había dicho otra cosa. Angélica voló hacia donde yo estaba.
-pero sabes que a Alan no admitió que tu eras su amor verdadero… simplemente te negó.
Sentí agujas en mi pecho por la verdad de lo que estaba escuchando, le creí por que varias cosas que había pasado durante todo este tiempo se relacionaban con lo que decía Angélica. Mis lagrimas cubrían mi rostro que alcanzaron tocar mi dije que Alan me había regalado, empezó a brillar tanto que empujo a Angélica hacia la cascada; exploto el dije y adentro de ella la luz se convirtieron en burbujas en ellas explotaron y aparecieron las hadas, eran las mismas de esa noche, volaron hacia donde se encontraba Alan y se unieron con el árbol, en el que Alan estaba atrapado, lo liberaron y Angélica se puso enfrente de el; Alan trono sus dedos y una hada se acerco cargando una navaja y corto los hilos de sus labios.
-¡Angélica me mentiste!
Ella solo reía y recogió su espada.
-no, simplemente tu mismo fuiste el que se engaño.
Corrió hacia a el intentando herirlo, entonces Alan trono sus dedos de nuevo, al chasquido, Angélica mostraba dolor al apretarse el pecho, tiro la espada.
-no necesito la misma espada que mato mi madre a tu padre….
Luego volteo hacia ami, con una mirada de vergüenza y a la vez tristeza.
-se que fui un idiota al negar mi realidad.
Mira a Angélica y truena los dedos y Angélica se apretó más el pecho y comenzó a escupir sangre, Alan volvió a listar sus dedos para volver a tronarlos.
-pero esta vez seré lo que siempre escondí por miedo, así que te eliminare para empezar mi lista.
Trono los dedos y en ese instante Angélica le exploto el pecho cayendo al suelo desangrada, las hadas aparecieron alrededor de ella y empezaron a devorársela hasta desaparecer. En ese instante que murió Angélica las ramas me soltaron cayendo otra vez al lago.
-Blanca… te salvare.
Escuche la voz de preocupación de Alan, la respiración se me acaba, solamente cerré los ojos entre el agua, pues en ese momento solamente deseaba la muerte, pensando olvidar lo que dijo Angélica y llevarme a la tumba esa noche donde bailaba con el.
Al despertar Alan me estaba resucitando apretando mi pecho para sacar mi agua.
-¿te encuentras bien? – quiso tocar mi frente, pero retire su mano de mi frente, lo mire enojada, me levante y empecé a caminar hacia la puerta de la cabaña, pero al llegar al frente de la puerta trasera, mis piernas se debilitaron y caí sentada en el piso, quise volver a levantarme pero no podía resistir el dolor de mi cuerpo, y simplemente empecé a llorar cubriendo mi rostro para que el no me viera. Pero Alan quiso ayudarme para llevarme adentro pero yo me negué con furia.
-perdóname… se que fui un tonto.
No lo miraba pues intentaba ignorarlo, pero Alan tomo con sus dos manos mis mejillas que me obligo a verlo frente a frente, su rostro se encontraba a unos cuantos centímetros del mío. Al observarlo sus ojos se cubrían de lágrimas que querían salir.
-Blanca… mi querida niña al principio de este hechizo sabia que tu eras mi verdadero amor, pues este me lo señalaba, pero negué este resultado, pues no me daba cuenta que en verdad te amo… además eras mi amiga… y por esa razón Angélica lo aprovecho para mentirme para que siguiera negándote.
Me abrazo fuertemente como si fuera una despedida y acerco sus labios a mi oído y susurro.
-Blanca… quisiera saber si aun me amas… porque yo te amo y te aseguro que te amare por siempre.
La verdad no sabia que decir, si era un sueño o en verdad era esto la realidad, vi su rostro y observe como sus labios aun sangraban y mi blusa mojada mostraba su sangre que la cubría; arranque un pedazo de mi blusa y con delicadeza limpie sus heridas de sus labios.
-Alan… yo aun te amo.
Sonreímos como antes, acaricio mi pelo se acerco sus labios y con suavidad se aferro a los míos.
Y ahora ya ha pasado mas de un año, y si dolió demasiado esa etapa de mi vida, pero ahora se que valió la pena, pues desde ese día el hechizo se rompió, y casi regresaron nuestras vidas a la normalidad y digo casi, pues antes éramos solamente amigos y ahora estamos completamente enamorados y aunque sigue siendo el chico mas guapo de la escuela, se que el a quien ama es ami. Pues todos los días me lo demuestra con hechizos hermosos que ha aprendido solo para mí. En resumen la tía de Alan ya no le ha vuelto hacer hechizos pues ella dice que ya no es necesario, por que el ya es feliz estando conmigo, aunque el vive con su tía aun seguimos visitando ese hermoso lago por las noches, para bailar toda la noche sobre el agua junto con las bellas hadas.
BLANCA
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