A despecho de las cosas
que emergen por entero
por mi pálida piel
te dibujas íntegra
y perseveras
en el día o en la noche.
Pues da igual amarte
al rayo del sol
o bajo las estrellas.
Das tu ración de cariño
y te integras
sin dudar un instante.
Entonces te llamo
mujer mía.
Las estrellas calientan
mientras el sol enfría
pero nosotros
siempre constantes.
Texto agregado el 14-09-2009, y leído por 362
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